Ser y mente

42 4 0
                                    

Se me hace ameno observar la semejanza entre cosas que no tienen nada que ver la una con la otra. Te pongo un ejemplo...

Vivo la vida de la misma forma que escribo.

Empiezo un nuevo folio, (o documento digital) sin saber ni siquiera qué voy a hacer con él. Simplemente doy click, dejo que mi mente fluya, y que mis dedos le acompañen. Me pasa igual en mi día a día, mi vida cotidiana. Me levanto sin saber qué haré, y me acuesto sin saber qué hice. Difiere demasiado de la forma en que vivía hace años.

Sí, querido lector. Como todo ser humano, odiaba la incertidumbre. Me pasaba la vida planeando mis días, angustiada por si alguno de ellos carecían de actividades que hacer. Y claro, me perdía lo más esencial de la vida, vivir sin pensar.

Me acostaba sabiendo qué iba a hacer, y en pocas ocasiones cumplía lo que me prometía a mí misma. ¿Frustrante? Mucho. ¿Útil? Para nada.

Pero no, no es porque yo estuviera loca o tuviera alguna especie de TOC. Extrapolo. Es literalmente inherente a la mente humana odiar la incertidumbre. ¿Y qué hace entonces nuestro retorcido cerebro para esquivar dicho obstáculo que tanto le incomoda? ¡Vamos a encender el interruptor de la imaginación!

A primera vista, el nombre no pinta tan mal. Pero la imaginación puede ser tan placentera como pavorosa. Es por ello, por lo que el cerebro, ante una situación de incertidumbre, crea un escenario imaginario, y lo peor, lo crea de una forma tan profesional, que hace que te lo creas de verdad. Tu cuerpo experimenta las sensaciones en primera persona, como si de un hecho real se tratase.

Eso mismo me pasaba a mí.

-Natalia, ¿qué vas a hacer mañana? (Como si del chico pesado del DM se tratase)

-No lo sé, ¿cómo quieres que lo sepa?

-¿Cómo no lo vas a saber? ¿Cómo pretendes que te deje dormir esta noche sin saber a qué peligros me voy a tener que enfrentar mañana?

-¡Eso, dilo mas alto!

-Ya tenía que hablar "Ansiedad Social". Guapa, tu mejor quédate en la sala de espera hasta la próxima comida familiar.

-No tengo ni idea de qué haré mañana, ni pasado ni al otro.

-Perfecto, ¡entonces inventemos situaciones ficticias con expectativas altísimas imposibles de cumplir para así seguir frustrados toda nuestra vida!

En defensa de nuestra mente, debo decir que en este pequeño diálogo, le he otorgado una especie de papel antagonista. Nuestra mente piensa que esta falsa especulación es lo mejor para nosotros, y por ende, para nuestra supervivencia.

ERROR.

Sufrimos muchísimo más de esa forma que dejándonos llevar. De ahí la importancia de ser consciente el mayor tiempo posible y aplicarse la típica frase Mr Wonderful, "Vive el presente".

Cuanto más conscientes seamos del ahora, menos daremos rienda suelta a nuestra mente para controlar nuestros pensamientos, y por consiguiente, nuestros sentimientos.

Gracias a mi esfuerzo personal, he conseguido aumentar esa consciencia y disminuir el control de mi mente sobre mi vida. Y aunque suene caótico afirmar que la gran mayoría de mis días no tienen orden ni planificación previa, me siento menos caótica que nunca.

Ya no lloro, ni te lloro a ti, porque no me quieras.

Ya no sufro por personas que vienen y van con efecto boomerang. Principalmente porque quienes se van, no permito que vuelvan.

Ya no padezco el temor a la incertidumbre que desde el nacimiento del homo sapiens sapiens vive persiguiéndonos.

Y sobretodo, vivo al estilo Siddhartha Gautama.

Ahora soy un yo, separada de mi mente. Y ya no existe nexo o puente entre ambos.

Un pedazo de mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora