1. Hora del Almuerzo

1.8K 34 3
                                    

Kanna y Saikawa tenían un día normal de clases. Desde que la niña de frente brillanté conoció a la pequeña "hija" de Kobayashi sus sentimientos por ella han aumentado.

El cómo camina, como se concentra, hasta como huele se ha quedado grabado en su pervertida mente. Pero ese día algo descubrió algo nuevo de la tierna Kanna.

A la hora del almuerzo, ambas sacaron de sus mochilas sus alimentos. A lo que los padres de Saikawa le habían enviado un par de bolas de arroz, algunos vegetales cortados en tiras y suaves rollos de huevo. Sólo por curiosidad miró el recipiente de Kanna y se sorprendió al ver el tamaño de la tira de filete que había dentro, grueso y jugoso cubierto de salsa dulce, Kanna tomó la tira de carne poniendo un extremo en su boca y mordisqueandola como una simple tira de pasta, solo engullía sin masticar. Continuó observando como una segunda tira de carne, sobre una capa de arroz, era engullida sin problema por la pequeña de cabello pálido.

Saikawa a penas tocó su bento mientras sus ojos eran atraídos como imanes a los pequeños labios de Kanna comiendo grandes bocanadas de su arroz. Terminando hasta el último grano, la niña dragona inclinó su recipiente a su boca dejando caer el resto de la salsa dulce.

Kanna estaba satisfecha, Saikawa estaba sorprendida, boquiabierta observando el abultado estómago de su compañera, su pequeño ombligo que sobresalía de su vestido, sus dedos acariciando su barriga llena. Kanna soltó un pequeño eructo, Saikawa lo comparaba al de un gato, lo que la sonrojaba al imaginar a Kanna con una diadema de orejas y unos guantes de patitas de gato. Sacudió su cabeza para sacar esa imagen de su mente, sucediendo lo que mas temía, Kanna la observaba.

Las mejillas de Saikawa se enrojecieron, fijó su mirada al suelo, finalmente llevándose una de las bolas de arroz a su boca. Temblaba y sudaba de nervios ─(Que no me haya visto, que no me haya visto, que no me haya visto)─ pensaba para calmar sin exito sus nervios. Giró sus ojos nuevamente solo por curiosidad, descubriendo que Kanna estaba sólo a unos centímetros de su oreja, sobresaltándola arrojando sus palillos al techo.

─K-kanna san yo...─ Sus disculpas fueron interrumpidas por ambos palillo cayendo de vuelta en su cabeza

─Saikawa no ha comido nada─ Destacó Kanna, habiendo gateado desde su lugar hasta su compañera, viendo su bento casi lleno.

Saikawa masajeaba su cabeza nerviosa ─Ah, eso... no, no tengo tanta hambre en realidad─

Riendo de forma nerviosa notó que Kanna se arrodilló, sentándose sobre sus piernas y abriendo su boca al aire.

─¿Q-qué estás haciendo...?─ Le preguntó confundida por lo que estaba haciendo.

─Saikawa no tiene hambre, puedes dármelo a mí para que no tenga problemas con tus padres.

Saikawa realmente no tendría problemas con sus padres, pero Kanna parecía insistir mucho en su comida. Sin dudarlo más tomó una de las bolas de arroz y la acercó a su boca abierta. A lo que Kanna cerró sus labios atrapando los dedos de Saikawa en su boca. La niña de frente brillante se exaltó mas que asustarse, sintiendo la pequeña boca de la niña dragón probando la bola de arroz, llevando sus manos a sus mejillas su rostro se iluminó, su sabor le parecía delicioso. Saikawa casí creyó que sus dedos quedarían atrapados permanentemente hasta que la soltó.

Sin dudarlo, acercó la última bola de arroz a Kanna, quien la comió de su mano y así cada alimento hasta que el bento se terminó. Saikawa no podía evitar ver la barriga ahora más pronunciada de Kanna, disfrutando aún su ultimo bocado. Sus ojos estaban cerrados, quería extender su mano y darle una pequeña caricia a esa panza llena, cuando un ligero eructo se escapó de la boca de Kanna, cortando su pensamiento.

Saikawa no quiso ser grosera, dejando pasar el "insidente". Kanna entoncesse sentó, su blusa a penas podía cubrir su barriga extra llena. Pero el gusto de Saikawa sería interrumpido de nuevo al tener que retomar la clase, pero no podría concentrarse sin ver el pequeño estómago hinchado de Kanna por debajo de las mesa de al lado...

La Nueva Vida de KannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora