2. Igual en Casa como en la Escuela.

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Llegada la hora de salir, Saikawa tuvo que despedirse de la encantadora Kanna mientras una dama adorable, de cabello rubio, puntas rojizas y en coletas largas que casi llegando al suelo, extrañamente usando un vestido de sirvienta, llevaba a la pequeña glotona camino a casa. Saikawa se entristeció un poco, aunque tal vez mañana podría volver a "jugar" con Kanna.

Durante el camino a casa, Tohru se detuvo para comprar algunos víveres del mercado, así también aprovechó a comprar una crepa a Kanna, quien insistió mucho en la segunda después de que la primera no tardó en llegar su estómago.

La pequeña Kanna atraía las miradas del público recientemente, una niña tan joven con un estómago tan sobresaliente, redondo y suave, lleno del almuerzo de Saikawa y ahora un par de dulces crepas con extra crema batida y rellenas con chocolate. Pero nunca notó las miradas, sólo disfrutaba de su delicioso postre antes de que ella y Tohru volvieran a casa.

La puerta del apartamento de Kobayashi se abrió y Kanna entró como una ráfaga de alegría, a pesar de su característica expresión neutra, dejó ver sus cuernos y colita de dragón, colocó sus zapatos y su mochila en la entrada y de prisa saltar hacia el sofá. Su panza se sacudió como gelatina, sus pasos fueron pesados y la madera del mueble crujió bajo su peso.

Kanna realmente estaba adoptando un comportamiento algo perezoso, pero no era de extrañarse, no para Tohru.

La tarde pasaba, Kanna cambió su ropa por una camisa amarilla algo corta que revelaba su redondo abdomen y unos shorts que no tardaban en apretarle en sus piernas.

La tarea terminada sobre la mesa y sus dedos concentrados en su consola. Mientras, Tohru cocinaba la cena, ahora sin personas humanas podía mostrarse con sus cuernos redondeados tras su diadema, su cola de dragón, sobresaliendo bajo su vestido, que regeneraba una parte faltante después de un corte que ella misma se hizo. Preparaba una gran olla de algún estofado, en el que se cocinaba la jugosa carne de su cola de dragona. Otro recipiente al lado desbordaba suaves y largos fideos.

No mucho después, la puerta fue abierta, que inmediatamente fue a atender con su velocidad sobrehumana.

─Buenas noches Kobayashi-sama, espero tu día de trabajo haya sido gratificante.— Tohru hacia una reverencia, dándole la bienvenida a su ama y ahora esposa, Kobayashi.

Después de al fin aceptar sus sentimientos por Tohru y requerir ayuda en gastos del hogar y términos legales por vivir juntas, Kobayashi ahora estaba felizmente casada con Tohru. Por lo tanto, ambas eran las guardianas de Kanna, más específicamente, sus mamás.

Como era de esperarse esta nueva vida trajo nuevos cambios, aunque más que nada en la sería Kobayashi, la vida en casa se había hecho más íntima y sedentaria. Tohru cocinaba más a menudo y en mayor cantidad, incluso había logrado convencer a su esposa humana a finalmente probar la carne de su cola, su forma más personal de mostrar su amor.

Ambas descubrirían poco después que la carne de dragón tiene algún efecto mágico sobre los humanos, causando un notable incremento en la masa corporal de la bajita Kobayashi. Los días después de su boda pasaban, la peli-rosa tuvo que aumentar las tallas de su guardarropa en varias ocasiones, su vestido de boda nunca le entraría de nuevo. Tanto se agrandó, que llegaba a depender de Tohru para actividades cotidianas, algunas tan simples como pasar por las estrechas puertas.

─¡Ugh! No exactamente— Aquejó Kobayashi mientras Tohru colgaba su abrigo, su frente humeda y ropa sudorosa daban una muestra clara de su cansancio. —Estoy exhausta, ¿qué hay de cenar?─ Preguntó sonriente y sin pensarlo dos veces, forzando su abultada figura por la puerta, Tohru jalando de su brazos para ayudarla a entrar poco a poco, igual apoyándola retirándole los zapatos, dejando libres sus gordos y cansados pies.

La Nueva Vida de KannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora