Ana.
Me despierto desorientada y tapada en sabanas blancas de seda. Toda la habitación está sumida en un tranquilizador silencio y por unos segundos me pregunto dónde me encuentro. El aturdimiento y las ganas de vomitar me hacen saber que he bebido mucho, mas de lo que siempre lo hago. Miro a mi alrededor y no veo a nadie ¿Cómo he llegado a esta cama desconocida? Miro bajo las sabanas. Una oleada de puro alivio me recorre cada cuelas del cuerpo ebrio al comprobar que aún voy vestida. Pero el alivio no me dura mucho, se termina de sopetón y es reemplazado por algo peor al recordar que hago aquí y como he acabado en esta cama, debajo de estas sabanas de seda. «¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!»
Empiezo a moverme nerviosa bajo las sabanas, mientras el pánico se desata en mi interior, y los recuerdos del hombre de anoche me llenan todo los sentidos poco a poco, conforme me voy despertando recorro toda la habitación con la vista otra vez ¿Dónde está? Mi mirada se dirige hacia el cuarto de baño, la luz esta encendida. ¿Estará ahí? Empiezo a pensar cosas malas.
¡Ay, Dios! He caído en las manos de un hombre que posiblemente le gusta raptar mujeres, meterlas a su cama, con sabanas de seda, en hoteles pijos, para gente pija, para luego abusar sexualmente de ellas. ¡Trágame tierra! Vuelvo a mirar bajo las sabanas. Vale, tal vez estoy asustada, pero sigo con ropa, tal vez solo sea el alcohol que me esta poniendo paranoica. Sea cosa del licor o no, no pienso quedarme y averiguarlo. ¡Tengo que largarme antes de que salga de algún lado y se abalance sobre mi. Me estremezco de solo pensarlo.
Intento salir de la cama, pero mi cerebro, mi estomago y mis piernas se niegan a colaborar con mi propósito de escapar de esta suave cama. Me siento cansada, el alcohol me esta pasando factura y en cualquier momento el aparecerá. « «Desnudo y con su espada» me doy una patada en el culo, mentalmente. ¿De dónde ha salido eso? Noto que el sueño me esta venciendo otra vez, siempre me pasa eso cuando me emborracho. ¿ Cuanto tiempo llevo aquí? Busco con la mirada mi bolso, ahí tengo el móvil, pero me acuerdo que no traigo. Lo deje en el coche, antes de entra en Columbia. ¡En que me he metido! Voy a matar a Sara por convencerme a venir a ponerle los puntos sobres los pies a Jon. Y si salgo de esta, no pienso hablarle en mi vida.
Me vuelvo de golpe al escuchar ruido procedente del cuarto de baño y lo veo detenerse bajo el umbral, al descubrir que me he despertado. Si tenia la mas mínima esperanza de salir de aquí antes de que el vuelva, esta se ha hecho añicos. Ya puedo ir olvidándome. No puedo escapar.Ladea la cabeza un poco hacia la izquierda y luego lo hace a la derecha. El corazón se me va salir del pecho mientras le sostengo la mirada.
Duramos así: contemplándonos, analizándonos el uno al otro durante lo que me parece una eternidad, hasta que el sacude ligeramente la cabeza y lo veo trasladar su alta y atlética figura, mi lado, hasta la mesita de noche. ¡Quiero llorar! No se que hacer. No me puedo ni mover, estoy pasmada. Le da al interruptor y me bendice con más luz. Me quedo mirando su espalda, definida y bien trabajada.
— No, quería despertarte —dice con voz tranquila.
Frunzo el seño ¿No quería despertarme? Vale tal vez si que no es un violador de mujeres. Tal Vez solo me dejo bajo sus sabanas, parq ¿Cuidarme?
— ¿No eres un traficante de blancas? —La pregunta escapa de mi boca, antes de que mi cerebro lo procese.
Se vuelve y me mira pensativo. Yo trato de evitar cierta reacción de mi cuerpo, pero es imposible, no consigo evitarlo. Su mirada se funde con la mía. ¡Ay, dios! Siento mariposas en el estomago. Es hermoso.
— ¿Que te ha hecho pensar eso? —me pregunta con voz calmada.
<<¿Que me ha hecho pensar eso?>>
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ETHAN
RomanceUna noche de borrachera puede sorprendernos y llevarnos a algo tan inesperado e impresionante, y eso Ana lo sabe muy bien. Quien aún en su estado de ebriedad sabe que el es el deseo y el pecado echo hombre. Y también sabe que no debe estar cerca de...