III

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"–Es un sádico...—"

Había pasado tiempo, mucho tiempo desde la última vez que pisó el campus.
Emma era popular, oh vaya que lo era. A pesar de no ser una dominante nunca fue completamente sumisa, sin embargo siempre mantuvo buena relación con los Alphas, a diferencia de los omegas dominantes.

Nuestra pelirroja dirigió su mirada a su teléfono, para disimular su incómoda expresión. ¿Cúántas veces nosotros no hicimos lo mismo?

—¡Emma!
Escuchó la voz de su amiga, que corría hacia ella para envolverla en un cariñoso abrazo, mientras comenzaba a llorar por la emoción.
—Estás...estás aquí en verdad...

—Tranquila, y si, estoy aquí ya, pero...pareces ser la única que me extrañó.
Soltó la pelirroja, mientras miraba a su alrededor. Ella se llevaba bien con todos, todos la adoraban y ahora...la ignoraban.

Ante el comentario Gilda sólo soltó un suspiro.
—Esto...todos lo saben, lo de tu madre y...

—Y que Norman se folla a alguien de aquí.
Soltó, mientras un par de chicas se acercaban a la pelinaranja con una sonrisa.

—¡Nena!, tanto tiempo...parece que por fin entraste en razón.
Dijo una chica de cabellos castaños.

—Bárbara tanto tiempo vieja amiga. Sonrió, abrazando a la chica, para luego voltear a ver a los otras dos.
—Tú igual, tanto tiempo Óliver...necesito su ayuda.

—Lo que pidas, nena, sabes que no te negaremos na-
Bárbara fue interrumpida por Emma.

—Ray Grace. Por eso vine.
Soltó la Pelinaranja, quien observaba fijamente a sus tres amigos, y la pelimorada desconocida que acompañaba a la castaña.

Gilda suspiró y cubrió su rostro con una mano, decepcionada.
—Pensé que venías para mejorar...Emma esto no es una buena idea.

—Pero quedarte callada si lo es, a pesar de ver mi sufrimiento y escucharme llorar. todo para no arriesgar a tu novio, ¿Verdad, Gilda?
Soltó, desquitándose con su amiga, sabiendo que ella tiene sus motivos pero...la culpa no es de Gilda, ni de Norman...

—Cuenta conmigo, nena.
Bárbara habló, acercándose un poco más hacia la Pelinaranja, Óliver hizo lo mismo.

—Esto no está bien. No voy a participar de esto, es...
Violette sintió unos brazos rodearla por detrás.
—Gillan, demonios, ahora no!

—¿Oh? ¡¿EMMA?!
Gritó la rubia recién llegada, quien no había visto a la pelinaranja.
—¿Qué te trae por aquí?

—Viene por Ray.
Soltó la pelimorada, mientras apretaba las manos de su amiga y la observaba de reojo.

—Debo ir a hablar con el director, voy a volver a estudiar y necesito estar al día.
Dijo Emma, para desviar el tema.

—Hu, claro. Vi, vámonos, aún no he almorzado.
Dijo Gillan, tomando la mano de Violete, quien le hizo seña a Gilda para que las siguiera. Las tres se dirigieron a la cafetería, sin despedirse de Emma.

• 911 • || the promised neverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora