Chloe Adams — Dirty Thoghts
La música resonaba estridente en el interior de la casa blanca, golpeando con sus ondas punzantes los cuerpos de cientos de universitarios, quienes bailaban desenfrenadamente entre las paredes blancas, impregnando el ambiente con el aroma del sudor y alcohol.
Los jóvenes adultos se encontraban extasiados, disfrutando del final del segundo ciclo de sus carreras, felices de haber aprobado con éxito los exámenes correspondientes. Agradecidos eternamente por la fiesta que había organizado la más atrevida de las tres hermanas, quien se había jugado el pellejo al actuar en contra de las negaciones de la mayor.
Cuya chica, era la única que no disfrutaba del todo el alboroto que retenía su casa,apartada con cerrojo de todo el descontrol.
La líder, la comandante y la mayor de las tres súper heroínas se encontraba completamente asqueada. Irritada y disgustada con todo aquello. Ella no era una persona amante de las fiestas, nunca le había hallado el atractivo a estas... Y menos si estas implicaban a millones de adolescentes alcoholizados hasta los calcetines. Podían llamarla aguafiestas, una anticuada, una aburrida, toda la mamada que quisiera, pero a su parecer, una tarde de películas era mil veces mejor que soportar a patanes pervertidos, que en el menor descuido metían mano bajo la falda del vestido. Y es que era sorprendente cuantos tipos cojonudos había, o mejor dicho; suicidas, puesto a que no encontraba otra manera de llamarlos. Era cierto que a ella no le gustaban los problemas, y que siempre trataba de arreglar las cosas con ayuda del poderosísimo dialogo, pero eso tampoco era razón suficiente para que cualquier asqueroso se sintiera con el valor de tocarla de manera lasciva sin su consentimiento, seguro de que ella se iba a quedar callada con el fin de no llamar la atención.
Si, una fiesta y cuatro costillas rotas habían sido suficiente para ella.
Bufó por séptima vez en la noche, comenzaba a pensar que sus nudillos a este punto ya habían dejado marca en su mejilla, debido a todo el tiempo que habían permanecido sosteniendo su mentón. Llevaba rato escuchando a su hermana morena y a su pareja dar lo mejor de ellos en la habitación continua, sin ningún rastro de vergüenza o miedo a que ella pudiera escuchar, pero para ser totalmente sincera, este hecho no le sorprendía, después de todo estamos hablando de una pareja de sin vergüenzas, uno peor que el anterior.
Sus ojos miraron la puerta después de un golpe seco, acompañado de un "Lo lamento, señor, no volverá a pasar". No pudo evitar soltar una risilla cómplice mientras daba un sorbo a su bebida, preguntándose ¿Qué idiota confundía una puerta con una persona?
El ruido de llantas derrapando llamó su atención, obligándola a abandonar la comodidad de su cama. Con paso lento se acercó a su ahora individual ventana, sintiendo como el aire frio acariciaba su rostro como si fuera una vieja amiga. Buscó con la mirada el auto en cuestión, posándolos en esa ostentosa camioneta negra, que había sido estacionada de una manera totalmente despreocupada sobre la acera. Observo a tres figuras bajar del vehículo, dos carcajeándose hasta el punto de sostener sus estómagos, mientras que otra no hacía más que observarlos en silencio, no tardó mucho en diferencial al trio, Boomer, Brick y Mitch. Se recargó sobre el marco de la ventana, notando como Boomer y Mitch entraban a la fiesta casi de inmediato, en cambio, Brick permaneció de pie, meditando en la idea de entrar o no.
Durante todo ese tiempo, Blossom lo observó.
El líder del bando contrario al parecer había tomado una decisión, pues con paso aburrido había ingresado a la casa.
Se preguntó cómo fue que llegaron a ese punto, a tener a los RowdyRuff Boys andando de ahí y para allá tan tranquilamente en el interior de su hogar. Y es que no recordaba la situación ni el momento en específico, solo que de un momento a otro, entrado en la adolescencia, dejaron de lado sus diferencias. Motivados tal vez por la necesidad de encontrar a alguien que los entendiera además de sus propios hermanos, y es que, seamos francos, con personas totalmente ajenas se conversa mejor que con la familia, con extraños no habían sermones ni anécdotas cada dos segundos.

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Deseo Rojo Carmín
FanfictionBlossom no es una chica de fiestas, todo el mundo lo sabe. Y la fiesta que ahora invadía su hogar tampoco iba a ser una excepción, por otro lado esta Brick, que solo asistió a la fiesta para recoger a sus hermanos y amigo... Quien hubiera pensado qu...