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La luna brillaba hermosa en una noche oscura iluminando todos los rincones que su luz pudiera tocar, entre ellos una silueta de un hombre mayor viajando en un burro sin prisa por llegar a ningún lado, simplemente disfrutando del camino.

-Oye viejo myoga- El hombre mayor que parecía estar solo hablo con voz tranquila- Espero que no me engañes con tus relatos ¿escuchaste? -A pesar de su tono en advertencia sus expresiones aún se mantenían tranquilas - ¿Es cierto que ese sujeto domina a la perfección el poderoso colmillo de acero? -

El burro seguía avanzando a un ritmo constante que hacia balancear el cuerpo del anciano muy levemente, y aunque parecería que era el único un su camino, un pequeño ser apareció en la cabeza del burrito parecía alguna especie de pulga, pero igual de vieja que el hombre.

-Es el amo Inuyasha- La pulga myoga menciono el nombre en alabanza.

- ¿Inuyasha?...¡Ah ya lo recordé! Es el hijo del perro mitológico que me obsequio ese colmillo para forjar la espada- Se rasco la cabeza- Tuvo dos hijos muy extraños ¿no? – soltó burlón.

-Hablas demasiado- Su tono fue mucho mas serio que al inicio- Solamente ocurrió en una ocasión, pero fue capaz de derrotar a mas de 1000 espíritus con solo agitar a colmillo de acero- Ahora conto emocionado- El problema es que parece que no sabe controlarlo-

-Bueno, vamos a ponerlo a prueba primero- El anciano se sobaba la barba mientras miraba el cielo entre dudoso y pensativo. El camino que estaban llevando esos jóvenes se haría mucho mas difícil de lo que pensaban. - Veamos si es el guerrero mas indicado para utilizar mi creación más poderosa, el colmillo de acero-

Mientras tanto en la sima de un volcán muy lejos de cualquier tipo de civilización un yokai comparablemente débil que se asemeja a una rana de estatura baja, piel verde, ojos realmente grandes y amarillos que llevaba con él un bastón muy extraño daba rápidos saltitos para evitar quemarse por las piedras calientes del volcán.

- ¿Cómo se le ocurre venir hasta acá? Las rocas del lugar se asan – Se quejo, pero un delicioso olor llego a su nariz- Mmm carne asada que delicia- El gusto no le duro cuando noto que el olor provenía de sus pies- ¡AY AYA AY AYA YA AY AYA YA AY! – Salió corriendo a lo que parecía una zona seguro justo afuera del cadáver de alguna criatura. Llego exhausto, pero aun así no olvido el motivo por el que vino a tan horrible lugar - ¡¿Estás ahí Totosai?! ¡Más vale que contestes! ¡Hoy es el día prometido! ¡¿Me escuchaste?!-

Pero nadie contesto, el Yokai rana se estaba enojando - ¡Contesta! - de nuevo el silencio, ya harto decidió entrar al cadáver, pero se sorprendió cuando lo que encontró fue un mensaje tallado en el hueso - ¿Qué se acaba de mudar?¡Ese viejo zorro! - El yokai salió enojado de la cueva de huesos para mirar sus alrededores- ¿Dónde se metió? -

Detrás de él apareció un hombre alto de cabello largo, piel blanca y de apariencia suave pero masculina porta en su frente una luna azul y en sus mejillas un par de marcas rojas. Era definitivamente un hombre guapo.

-Entiendo, así que Totosai ha escapo- A pesar de la situación, tanto su porte como su tono de voz no demostraron enojo.

-Le suplico que me perdone amo sesshoumaru- El yokai se inclino repetidas veces en el suelo- Le suplico me perdone, el espadachín tontosai es un viejo bastante quisquilloso en su oficio, me han dicho que si no le agrada la persona él no se atreve a forjarle una espada- Balbució sin parar de inclinarse.

- ¿Quieres decir que no soy una persona digna de recibir una espada hecha por ese hombre? - Curiosamente su rostro seguía sin ningún tipo de emoción- ¿Es lo que insinúas? -

A por todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora