¡Hola! Soy Lidia, tengo 12 años, así es mi historia comienza a los 12 años; era mi primer día de secundaria y estaba tan nerviosa que me había levantado mucho más temprano de lo necesario solo para asegurarme de que todo está perfecto, habia planeado miles de discursos para ese dia; creía que de alguna forma estos me ayudarían a conseguir alguna amiga, ya que realmente no soy muy buena para eso, tenía todo planeado, solo me hacía falta ponerlo en práctica. Era un día un tanto nublado pues era temporada de lluvias, estoy hizo que me preocupara bastante pues si seguía así no podría ir a la escuela.
Mis padres y mi hermano ya están listos así que era hora de ponernos en marcha a mi nueva aventura, los nervios continuaban invadiendome pero fingía lo contrario, pensaba que si hacia eso tal vez se desvaneceria. Cuando llegue vi como muchos padres llevaban a sus hijos al igual que a mí, en cuanto abrieron la puerta sentí un pequeño escalofrío que recorría todo mi cuerpo pero también mis nervios se desvanecieron; finalmente entre por esa puerta y empezó la aventura que con mucho entusiasmo me disponía a aventurarme...-Por favor jóvenes busquen el papel con su grupo y formense en donde les corresponde dijo una señorita muy amable.
Comenzé a buscar mi grupo hasta encontrarlo; una vez que todos estábamos en el grupo que correspondia empezó la ceremonia de apertura, dándonos a todos la bienvenida al nuevo ciclo que cursabamos. Yo ya me encontraba más tranquila pero aun seguia pensando como, cuando y con quién debería utilizar los miles de discursos que había planeado...
-¡Hola! Creo que estaremos en la misma clase, me da gusto volver a verte me dijo una chica que estaba detrás de mí sin darme cuenta.
Volteé, la chica que me había hablado era una compañera que estuvo con migo en la escuela primaria, no nos hablábamos mucho en aquel entonces pero algo dentro de mi me dijo que ella sería parte importa de mi vida a partir de ese momento.
-Hola Paola, si creo que estaremos juntas, me da gusto volver a verte le dije.
Ella me sonrió, continuamos escuchando la ceremonia; después de eso nos dirigimos a el aula que nos correspondía, ambas muy animadas conversamos sobre lo que habíamos hecho en nuestras vacaciones, las diversas espectativas que teniamos en esos momentos, claro que nunca le mencioné que le agradecía demasiado el que llegará en el momento preciso para así evitar tener que utilizar aquellos discursos. Las clases avanzaban muy bien, siempre había sido una chica de grandiosas notas y conocimientos, y en esa escuela no sería la excepción. Conforme pasaban los días Paola y yo compartíamos mas cosas que solo estar juntas en la hora del almuerzo, lo cual me ponía muy feliz pero también me causa miedo por alguna extraña razón. Un día como cualquier otro nos encontrábamos en clase pero al parecer nuestro maestro tenía un retraso así que llegaría un poco tarde, yo estaba sentada dos lugares atrás de Paola, asi que son darme cuenta ella comenzó a hablar con otra chica Alondra, me alegraba saber que ella podía conseguir más amigos pero también me aterraba la idea de que pudiera preferir estar con ella; sin embargo no fue así ambas me unieron a la conversación y encajamos también que ahora no éramos solo dos chicas que compartian el almuerzo si no tres.
- Es grandioso poder estar juntas ¿No lo creen? Les dije mientras comíamos
-Si, aunque para ser sincera al principio pensé que ustedes eran algo caprichosas dijo Alondra mientras soltaba su particular risa.