Los no tan añorados 30

840 47 43
                                    

Jamás le había pesado tanto andar en bicicleta como en ese mismo momento. En esa subida sus piernas (a pesar de estar bien trabajadas) no aguantaron pedalear un momento extra, antes de verse obligado a regresar por lo poco avanzado que llevaba del camino optó por bajarse y correr llevando la bicicleta a un lado suyo.

«Hasta el momento en el que cumplí 30 años jamás me había puesto a pensar en algo relacionado con la magia».

Al llegar a la cima volvió a montarse y dejó la bici andar hacia abajo, sí la posibilidad de herirse era alta no importaba ya que su destino dependía de llegar a ese lugar, era necesario encontrarse con él.

Y pensar que hacía un par de meses no se imaginaba estar muriendo por ese sujeto, sus 30 años se encargaron de darle un giro radical a su vida.

|🪄|

"29 años y 364 días."

Sus ojos parpadearon un par de veces andaba algo ido, solo hasta que la gente a su lado comenzó a cruzar la calle fue que reaccionó; un bostezo salió de su boca para después seguir a las personas en su travesía por la calle.

No tardó casi nada en llegar a la oficina donde trabajaba, entrar y tomar el ascensor al piso exacto era parte de su rutina, dentro de su departamento se dirigió a su cubículo correspondiente aunque antes de poder llegar algo se atravesó en su camino y provocó que terminara en el suelo; el silencio del lugar solo sirvió para que todas las personas se dieran cuenta de su desgracia. Nadie se molestó o perturbó por la acción salvo un azabache, se puso de pie rápidamente sin embargo detuvo cualquier acción que pensara hacer al notar como un joven se acercaba a él

— ¡Ace! — dijo un joven azabache con peculiar cicatriz debajo del ojo, cargaba un par de papeles y buscaba que su jefe los revisara. — Tengo unos papeles que hablan de un nuevo producto o algo así, me pidieron traértelos para que los revisaras.

— Claro. — estiró su mano y recibió los archivos; por un periodo corto de tiempo su mirada viajó hacía otro sitio, pero la reiteró a la información de forma rápida.

Al blondo no le quedó de otra, antes de ponerse de pie se encargó de recoger su propio papeleo.

— «Mañana de m¡€rd∆». — sus días no eran precisamente los mejores aunque jamás llegaban al punto de iniciar tan catastróficamente; al juntar todo subió los papeles a su escritorio y se sentó en su tan poco cómoda silla deslizable. La información que tiempo atrás había terminado en el suelo fue revisada lo que le facilitó iniciar con su trabajo frente a la computadora.

— Ey, Falla. — ese hombre de cabellos azules que se sentaba en la mesa de enfrente se dispuso a llevar su silla a un lado de su "querido" hermano menor.

— ¿Qué quieres? — respondió sin despegar la mirada de su computador.

— ¿Sabes? lo estaba pensando y es bastante patético que jamás hayas estado en una relación. — por el tono de voz era notorio que buscaba burlarse del menor.

— Cuando tu opinión importe te prometo que personalmente te la pediré. — una de las razones por las que no le agradaba del todo su trabajo era precisamente por la presencia de ese sujeto, en ocasiones llegaba a pensar que Niji solo aceptó trabajar en ese sitio para poder molestarlo.

— Pero es cierto, no haz tenido ni una sola pareja en 30 años, tu hermano mayor se preocupa por ti.

— Lo que tu quieres es que te diga que nunca he dormido con nadie para que así me molestes de por vida.

— ¿Y no es así? — sus labios estaban curveados en una gran sonrisa — O dime, ¿de la nada llegó alguien a pedirte qué...

— Hablas muy alto, cierra la boca. — el golpeteo que le daba a las teclas de su computadora para escribir se tornaban algo violentas por el coraje.

ᴠɪʀɢᴇɴᴇꜱ ᴍᴀɢɪᴄᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora