ᴠɪʀɢᴇɴᴇꜱ ᴍᴀɢɪᴄᴏꜱ

Licuado de emociones

— «¿Realmente estaré bien si paso la noche en casa de Ace?» — el edificio se encontraba frente a ellos para el gusto del rubio habían llegado demasiado pronto y por ende sus sentimientos aún eran tan confusos cómo cuando se encontraban afuera del edificio de su trabajo. Sanji tiro levemente de la bufanda que llevaba mirándola con atención. — «Estando frente a este sitio comencé a ponerme ansioso.» — y es que el recuerdo del ascensor y el "tiempo de calidad" seguían muy presentes en su mente. — «Ace tiene sentimientos por mi y tiene ideas raras para que pasemos tiempo juntos.»

— ¿Pasa algo?

Sanji alzó la vista encontrándose los ojos curiosos de Ace, los dos estaban frente al edificio y en realidad no tenía idea cuanto tiempo llevaba así por lo que se sintió avergonzado.

— No, todo está bien. — antes de que le pregunta se repitiera respondió; se armó de valor y extinguio la distancia que los separaba y ambos hombres se adentraron al edificio.

Al llegar al departamento de Ace, el azabache se limito a sacar sus llaves y buscar la que correspondía a la puerta.

 — «¿Qué pasa si me ataca mientras trato de dormir?»  — la piel se le helo y miro acusatoriamente al pecoso quién parecía no recordar cuál de todas las llaves le daba acceso a su hogar. — «No debería sacar concusiones, es ofensivo.» — alguien tan amable no podía ser tan desagradable. 

— Sanji. —  lo llamó mientras sonreía.

Un sobresalto se hizo presente.

— Pasa por favor. — se adentro primero quedandose de pie a un lado de la puerta. — Perdona, tengo un poco de desorden aquí.

— «No se lo que piensa.» — no sabía si estaba siendo demasiado dramático o estaba en un punto adecuado. — «Aunque... Tengo la habilidad de leer su mente, quizá podría manejarlo.» — quisiera o no tenía esa habilidad, ya que estaba ahí podía darle un buen uso y con un toque saber si algo malo estaba por suceder.

— ¿Todo bien? — parecía demasiado distanciado de todo, no sabía que tan bueno fuese eso.

— Gracias por invitarme. — tenía que mantener la calma y solo actuar cuando su castidad estuviese en peligro.

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— «¡¿Un poco de desorden?!»

Bueno, "el hombre más perfecto" también tenía derecho a ser imperfecto. La casa tenía demasiadas cosas tiradas; desde el momento de su entrada el mayor se dispuso a recoger la ropa del suelo y cosas que en general estaban regadas por la casa. Sanji incluso escucho el sonido del agua correr por lo que se dejaba a pensar que Ace se encontraba lavando algunos trastes en la cocina.

— «Aunque el diseño de la casa es armonioso.» — los muebles convinaban con los colores claros de la pared y de las decoraciones. — La habitación tiene un encanto extraño. — el cual (en su opinión) resaltaría más de estar todo en orden.

La posición en la que se encontraba era casi fetal, para no estorbar se sento abajo del sofá de la sala que se encontraba frente a una mesa pequeña con los minutos eso se fue haciendo incómodo y tuvo que estirar sus pies para mayor comodidad golpeando un par de cosas que se encontraban bajo la mesa.

— «M¡3rd4.»

Tuvo que meter su mano para sacar aquello que pateó, esperando que no fuera nada valioso.

— Ya volví. — con un trapo secaba sus manos, pero al ver las acciones de Sanji lo dejo caer. — ¡Lo limpiaré enseguida! — casi corrió para ser él quien sacara las cosas de ese lugar.