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"Anímate, Rodri. Tal vez ganes la próxima ". Tomas palmeó a Rodrigo en la espalda mientras se acercaban a la puerta principal. "Hoy simplemente no fue tu día de suerte".
"Es fácil para ti estar de buen humor; ganaste a lo grande." señaló Rodrigo.
"No puedo evitar que ser increíble en Poker". Tomas se encogió de hombros.
"Igual el Poker no es un juego de habilidad". Rodrigo protestó.
"Si lo es, y soy el mejor en eso". Tomas insistió. "De todos modos, ¿qué tal esta plata? Pagaré nuestra próxima cita con lo que gané. ¿Eso te pondría de mejor humor?"
"...puede ser." admitió Rodrigo. Sacó la llave de su casa de su bolsillo y abrió la puerta, dejándolos entrar a él y a Tomas. Se quitaron los zapatos y se dieron cuenta de que había otros dos pares en el estante para zapatos: un par de botas llamativas y barats y un par de sandalias gastadas. No tomó mucho tiempo poder deducir cuál de sus compañeros de cuarto estaba en casa. "Parece que son solo ellos dos".
Tomas y Rodrigo se dirigieron hacia la sala de estar. Cuando entraron, no vieron a ninguno de sus compañeros de cuarto allí. Se preguntaron si los dos habían subido al balcon. Todavía estaban en los meses más cálidos, por lo que era posible que estuvieran disfrutando del sol.
"¿Y ahora qué? Matias y Santiago están arriba, y no sé cuándo llegarán a casa Franco y Martin. ¿Queres ver la televisión o algo?" Rodrigo se sentó en el sofá mientras hablaba.
"Por mí está bien, podemos-" Tomas comenzó a hablar, pero fue interrumpido por un repentino y fuerte ruido proveniente del segundo piso de la casa. Más específicamente, era una voz que resonaba tan clara como el día.
"¡Fóllame! ¡Fóllame más fuerte, Matias!"
Tomas y Rodrigo se congelaron, mirándose el uno al otro.
"Dios mio, me pregunto qué estarán haciendo". Tomas se rió. Él y el resto de el grupo de amigos sabían muy bien que Matias y Santiago estaban saliendo, pero él nunca había estado presente mientras intentaban intimar. Al menos, no en un estado consciente.
"En serio. Es extraño escuchar a Santiago haciendo tanto ruido". Rodrigo murmuró incomodamente.
"¡Aaahhhh, fóllame mas fuerte! ¡Dios, fóllame! ¡Más duro! ¡Por favor, fóllame mas fuerte!"
"Parece que al menos se están divirtiendo". reflexionó Tomas.
"No creo que los mataría hacer menos ruido" Rodrigo suspiró.
"Creen que están solos en casa". señaló Tomas.
"Lo que sea, simplemente ignorémoslos". Rodrigo tomó el control remoto, pensando que podría ahogar el ruido poniendo algo en la televisión. Puso el primer programa que apareció en la pantalla, subiendo el volumen. Esperaba que esto fuera efectivo. "Ahí, eso debería hacerlo-"
