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En caso de errores, por favor avísenme.

[...]

"El sonido de unas llaves tratando de entrar dentro de la cerradura le hacen llevar su cabeza hacia atrás, llorando ruidosamente. Ya no son sollozos, es un llanto completamente real y desgarrador para el alfa que acaba de llegar. El pobre ojiazul no tiene ni una idea de lo que sucede hasta que olfatea. Toda la casa huele al amargo y picante aroma que tiene Harry durante su precalentamiento. "

[...]

Debajo de un gran escombro de cobijas, se encuentra una mata de rizos rebeldes. Allí, el chiquillo está jadeando y tratando de contener los sollozos de frustración que quieren escaparse de sus labios, hinchados por las pequeñas heridas que se realizó sin intención al permitir que sus colmillos descansen sobre ellos, el dolor en sus encías estaba matando lentamente a su persona.
A Harry no le gusta ni un poco dejar que sus colmillos salgan. Son lindos, sí, pero no le hacen sentir cómodo. No le hacen sentir él mismo, el lindo Harry que los esconde porque no le gusta ver a las personas alarmarse cuando se escapan. No, él prefiere retraerlos todo el tiempo posible.

Pero ahora que despierta, descubre que se encuentra en la fase de precalentamiento. La maldita fase que lo tiene llorando porque detesta tener su rut. Oh, agradece que suceda MUY pocas veces, y realmente no esperaba que las olas de su celo llegaron esta mañana, tenía pensado que todo sucedería el próximo mes, no hoy. No tiene ni una idea de porqué se adelantó, pero ahora no puede importarle menos.
Lo único que quiere en estos jodidos instantes es quitar todo el calor que está asfixiando a su persona. ¿Por qué hace tanto calor?

Jadea cuando recuerda que Louis no debió encender la calefacción, misma que tienen para que la casa esté lo suficiente fría para no estar tan incómodos durante sus rutinas. Ambos detestan tener calor durante sus celos. Lo odian. Probablemente al salir no encendió la calefacción porque no se suponía que debía comenzar hoy su fase precelo. Para empezar, si Louis lo hubiera imaginado no habría salido de casa.


Todo el sudor que cubre su cuerpo provoca que las sábanas de la cama se peguen a su piel, llenandolo de incomodidad. Detesta sentirse pegajoso. Detesta tener que soportar esto. Su única solución es patalear para que las cobijas que estaban cerca de su cuerpo y cubriendo algunas partes, terminen ahora en todo el suelo de la habitación.

Él odia, en serio odia el desorden. Es quien más trata de que la casa no sea un desastre, pero en estos momentos ésto le parece completamente insignificante. Crée que morirá de calor, así que sí, después podrá pensar en el desastre que está haciendo. Ahora desea y ruega que este infierno dentro de su propia piel se detenga
Al cabo de unos segundos, pasa. Es como si todo se desvaneciera lentamente, el sudor se mantiene (para lastima de él) y su corazón golpea su pecho en un ritmo mucho más tranquilo que antes.

Se mantiene quieto, disfrutando de la calma que se le otorga por piedad. Respira profundo, sintiendo que el aire que le rodea no está tan caliente como en los primeros minutos que estuvo consciente.
Su antebrazo sube a su rostro y cubre sus ojos verdosos de los molestos rayos del Sol. Éstos, no le permiten observar claramente, por ello supone que deben pasar de las diez u once. Mientras el Sol se burla de su estado, decide que es momento de pararse y correr al jodido monitor para encender la calefacción de toda la casa antes de que otra ola golpeé su cuerpo.

Sus pies descalzos golpean la madera fría bajo sus pies. Se sujeta del barandal de las escaleras para bajar lentamente, importando poco si está desnudo. Olfatea, pero no hay ningún olor a su alcance. Probablemente, si no estuviera tan familiarizado con el suyo podría darse cuenta de que la casa comienza a apestar por completo a él. Kiwi, fresas y un suave toque amargo de mango.

"Omega" [LARRY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora