III

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Detrás del rubio se asomó un chico de menor tamaño que él, en la mitad de su labio inferior tenía una cicatriz pegada con unas grapas hasta su barbilla; su aspecto era algo serio y molesto causando miedo en algunos niños que no se molestaban en lo más mínimo en ocultar dicho sentimiento.

Cuando el hombre se mostró completamente hizo una reverencia hacia los infantes de la sala y el rubio que ahora se encontraba detrás de él cubrió sus oídos con una gran sonrisa mostrando una escalofriante tranquilidad en ella.

—Duerman —fue lo único que el hombre de baja estatura ordenó y a pesar de ello todos los niños cayeron dormidos como si de un hechizo de tratara, sin embargo, solo había tres personas en esa sala que no lo estaban: El hombre, el rubio y Jake, que por alguna razón que los tres desconocían no había caído dormido.

Jake observó a su alrededor de forma asustada a todos los niños que habían caído en un sueño indefinido, llevó sus manos a su boca cubriéndola en un gesto de asombro tras lo sucedido, temiendo sobre su futuro debido al ser el único en pie y despierto.

Como si esa palabra hubiera sido una señal, las demás personas que anteriormente habían salido de la habitación, entraron de nuevo, con su vestimenta cambiada por completo llevando unas ropajes más holgados y apagados que en un principio, incluso algunos sin maquillaje y otros con productos del cuidado de la piel.

—No me esperaba que esta vez nos encontraran tan rápido, ¿será que ya tienen nuevos juguetes? —comentó un chico que sin prestar mucha atención se lanzó sobre un "poof" moviendo sus pies que tenían medias de diferente color.

Jake dirigió la vista hacia ellos notando de inmediato cierto sentimiento de odio y tristeza sobre la niña que lo observaba sorprendida. Sin más pensamiento la niña aventó una cuerda sobre el cuello de Jake enrollándose en este y lanzó el restante de cuerda hacia un gancho en el techo con tal rapidez como si ella controlara las mismas cuerdas; tiró de ella teniendo como resultado que Jake se elevara rápidamente ahorcándose.

—¿¡cómo se te ocurre estar aún despierto y tener el descaro de mirarme a los ojos en mi casa después de haber hecho que se llevaran a mi hermano, maldito inútil!? —la cuerda se estrechaba cada vez más sobre el cuello del chico cortándole el poco aire que aún pasaba por su garganta, la vista comenzaba a nublarse y las voces poco a poco comenzaban a escucharse distantes y distorsionadas.

De inmediato las demás personas se acercaron a la niña tratando de soltar su agarre de la cuerda siendo imposible hasta que unos de los gemelos con un cuchillo, de un corte limpio, cortó la cuerda haciendo que la niña soltara un sonoro quejido y Jake cayera dejándolo inconsciente debido a la falta de aire.

—¿Estás loca niña estúpida? ¡Pudiste haberlo matado! —exclamó el chico de medias dispares tomando de los hombros a la niña y sacudiéndola ligeramente, mientras que ella no mostraba ningún tipo de arrepentimiento.

Rose se acercó a Jake que aún se encontraba inconsciente y comprobó sus signos vitales —está vivo, ya deja de sacudirla o se va a vomitar —se incorporó girándose hacia la niña mirando al alto chico que aún la sacudía como una maraca.

Dos aplausos se escucharon a una esquina y todos se giraron hacia dicho lugar en donde estaba el rubio —basta de charla y empecemos con el trabajo, hoy será una noche muy larga, hay más de 60 niños aquí así que manos a la obra, Draco, espero que tengas los peluches suficientes —se giro hacia el chico que tenía títeres en sus hombros y este asintió.

Liveta: El circo de los encantosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora