Preludio

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#Superbat #OmegaClark #AlphaBruce

Capítulo 1: Preludio

𝘗𝘳𝘦𝘭𝘶𝘥𝘪𝘰. 𝘚𝘦𝘨ú𝘯 𝘦𝘭 𝘥𝘪𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘰 𝘢𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘦𝘥𝘦 𝘢 𝘰𝘵𝘳𝘢 𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘦 𝘴𝘪𝘳𝘷𝘦 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘥𝘢, 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯, 𝘢𝘯𝘶𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘪𝘦𝘯𝘻𝘰. 𝘖𝘥𝘪𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘳𝘦𝘭𝘶𝘥𝘪𝘰𝘴, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘰, 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘶𝘯 𝘧𝘪𝘯. 𝘚𝘪𝘯 𝘦𝘮𝘣𝘢𝘳𝘨𝘰, 𝘩𝘢𝘺 𝘶𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘪𝘦𝘯𝘻𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘳á 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘰, ¿N𝘰?.

Era noticia en todos los tabloides respetables y no respetables de Gotham y Metrópolis. Él, Bruce Wayne, el alfa más deseado de su generación, lleno de crema de pastel corriendo y gritando cobardemente por todo el hall de Luthor como si la vida le fuese en ello, mientras esquivaba, por un azaroso deseo del destino, las balas de unos malandros de poca monta en una de las fiestas más esperadas del año. Sí, no pararían de hablar de cómo el alfa del que se esperaba un acierto de valentía, liderazgo y bizarría, había caído sobre el pastel y salió huyendo. Pero, bueno, nunca se dijo que mantener una identidad secreta conllevaba salvaguardar la dignidad.

Bruce ya no tendría dignidad social después de eso.

—Sr. Wayne, permítame

Como no estaba entre sus planes el ataque, estaba medio borracho por primera vez en mucho tiempo. Tampoco estaba programado terminar en el segundo piso ni que Superman apareciera de repente por detrás. Nunca admitiría que se había asustado, pero lo que no pudo ocultar, fue el evidente paso en falso que dio hacia atrás y lo hizo resbalar.

Superman era todo lo que los medios decían: Rápido, perspicaz, con buenos reflejos, lindo y un buen ciudadano. Maldita sea, como si no lo supiera, como que si no tuviera que aguantarlo cada día en la Atalaya brillando en todo su esplendor. El caso, su mano había agarrado su muñeca en el aire, lo jaló nuevamente y su brazo había rodeado su cintura con delicadeza, la delicadeza que solo un omega como él podía tener. Y el impulso los había dejado cerca, como a un centímetro de distancia donde Bruce pudo percatarse de ese olor tan familiar del que estaba acostumbrado. Eso fue una buena foto, para ser sinceros.

—No me gusta el olor de tu nuevo 𝘴𝘩𝘢𝘮𝘱𝘰𝘰.

Superman levantó una ceja sin entender y Bruce se hizo el desentendido.

—Huele a piña.

Se maldijo mentalmente por la oración tan absurda. De todas las cosas que podría haber dicho, se le ocurría esa, precisamente. Además, ¿Por qué Superman olía a hierba recién cortada? Era un maldito alienígena y no tendría porqué oler a algo de la Tierra. Y su cabello, por lo general olía a fresitas, a esos 𝘴𝘩𝘢𝘮𝘱𝘰𝘰 de revistas 𝘧𝘢𝘴𝘩𝘪𝘰𝘯 populares que toda madre de clase media compraría para sentirse en la última moda. Pero ahora olía a piña. A Bruce no le gustaba la piña. Tal vez el 𝘴𝘩𝘢𝘮𝘱𝘰𝘰 de fresa estaba descontinuado y tuvo que cambiarlo, pero no le gustaba el nuevo cambio.

.

.

—¡¿De verdad que dijo eso?!

La voz de Green Arrow sacó a Batman de sus pensamientos. Sus ojos seguían fijos en la pantalla donde una foto de su alter ego siendo sostenido ridículamente por Superman ocupaba la mitad de la página bajo un título estrafalario que anunciaba la boda del año entre el omega más deseado de Metrópolis y el alfa más codiciado de Gotham. Mentiras, por supuesto, pero los medios son así.

From: My HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora