NUESTRA VIDA EN PAPEL

ENRIQUE Y LUCAS: Un amor de colores

Hace un siglo la homosexualidad era una enfermedad que podría ser contagiosa tan sólo por ver a dos personas del mismo sexo besándose o mostrando cualquier síntoma de atracción mutua entre si, de igual forma por mucho tiempo esta "aberración" no existía o más bien se ocultaba para evitar reproches por parte de la sociedad. En la actualidad el amor es de todos los colores, sin embargo la homofobia es parte del día a día de múltiples personas con formas de amar distintas a las "normales".

Todo esto lo sabía Enrique, un chico de unos 17 años retenido por una familia altamente conservadora y religiosa que aborrecía a los "pervertidos y desviados de los maricas", que así era como se referían a la comunidad homosexual. Enrique nunca estuvo de acuerdo con estás ideas ya que le parecían crueles y siempre lo hacía saber a los demás hasta que un día su padre le dijo:

- Calla ya Enrique!, ¿O acaso eres uno más de esos depravados?

Ese día Enrique se quedó viendo la ventana de su cuarto pensando si lo que él defendía era realmente bueno o algo terrible; divagando entre esos pensamientos y confusiones, vió desde su ventana a un chico andando en bicicleta saludando a todos en el barrio de forma amigable, con una sonrisa contagiosa que producía una gran felicidad, por un momento hicieron contacto visual lo cual hizo sonrojar a Enrique quien desde ese día descubrió una sensación nueva, algo que no se puede explicar, sólo sentir.

Pasaron los días y aquel contacto visual se quedó en sólo recuerdos hasta que un día al ir a la iglesia, Enrique se encontró a una multitud lanzando cosas y gritando maldiciones a la entrada del recinto, extrañado de lo que pasaba, fué a ver a quien trataban con tal bestialidad y su corazón estalló cuando vió que todo era proveniente de su familia hechando de forma grosera al extraño chico que vió aquella tarde por su ventana, ahora el contacto visual entre ellos dos hizo de nuevo sonrojar a Enrique pero esta vez de vergüenza e incomodidad ya que no creía que su propia familia pudiera hacer tal espectáculo enfrente de tantos feligreses.

Al final irse toda la multitud, Enrique escapó para poder ayudar al chico desconocido, juntos dieron un paseo por el barrio y ahí fué dónde se conocieron. Lucas que ese era el nombre del extraño, era un chico de su misma edad que recién se mudó a unas tres cuadras de la casa de Enrique quien vivía antes en Múnich, sin embargo su madre y él decidieron trasladarse a Berlín para mayor comodidad ya que el empleo que sostenía a su familia se los pedía.

Después de todo el recorrido, el hermano mayor de Enrique alcanzó a verlos y tomó con firmeza el brazo de Enrique quién a su vez le gritó:

- Sabía que defendías a estos pocos hombres porque tú eras uno de ellos, tanto que ahora estás de novio con un marica.

En ese momento Enrique quedó confundido ya que no sabía a lo que se refería su hermano, sin embargo por esas hirientes palabras no se quedó ni un minuto a pensarlo y huyó al río Spree que quedaba sólo a unos pocos minutos del lugar donde estaban los tres.

Pasado un poco de tiempo, Lucas fué tras de él y lo encontró sentado a la orilla del río llorando desconsoladamente en silencio, así que decidió sentarse junto a él y preguntarle si estaba bien, en ese momento Enrique contó toda su historia.

Enrique nació en una familia católica bajo el dominio de su padre quién aparte de ser homofóbico era machista, nadie podía contradecirlo ya que ponía mano dura a quien se le pusiera en contra y todo lo defendía a base de cosas dichas en la religión y la biblia, su hermano seguía sus mismos pasos y era severo con la sensibilidad de Enrique lo cual le producía cólera, su madre era la única que era dulce y paciente con él ya que sabía que su hijo era diferente y lo apoyaba en todo momento, sin embargo estaba atada al yugo de su esposo.

Un día su madre le compró su primer y único kit de pintura a escondidas ya que su padre no se lo permitiría, ese fué uno de los días más felices de Enrique hasta que su padre los describió y le dió una paliza tanto a su madre como a él, ya que no soportaba tener a un hijo que hiciera cosas de "maricas".