C A P I T U L O X I I

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-Mai date prisa o perderás el vuelo.

-¡Ya voy!- vacíe todos los anticonceptivos en el inodoro y le bajé a la cadena para que se fueran.

Salí al recibidor de nuestro departamento y le entregué el pastillero a Kisaki, él lo tomó y lo dejó en una de las mesas.

-Toma- me entregó mi pasaporte, el boleto de avión y una tarjeta nueva.

-Gracias amor.

Kisaki agarró mis dos maletas y él mismo me llevó hasta el aeropuerto, creí que iba a ir con seguridad porque es la primera vez que viajo sola desde que nos casamos y siempre tenía a dos tipos enormes detrás de mi, pero me dijo que solo por esta vez no llevaría guardias y fue un alivio.

-Todas las reservaciones están a tu nombre.

-Esta bien.

-Quiero que me llames apenas aterrice tu vuelo y si algo llega a pasar no dudes en marcarme ¿de acuerdo?

Tengo el presentimiento de que algo va a hacer con sus negocios ilícitos, no es normal en él que me mande fuera del país y la última semana no se despegó de mi, a donde sea que fuera iba conmigo y no pude ver a Ran por nada porque también iba conmigo al club.

Aunque me hacía un poco feliz que me acompañara e hiciéramos cosas cómo un matrimonio.

-Si, entiendo...- me sentía insegura de pedirle un beso, pero es lo que más quiero en este momento -¿Puedo besarte?

Su mano tocó delicadamente mi mejilla y se acercó a mi besándome de forma tranquila pero apasionada.

-Diviértete Maiko.

Desde ahí me tocó seguir sola hasta el avión, la azafata me indicó mi asiento y me puse cómoda, todo el vuelo me fui dormida, sintiéndome relajada y un poco libre de hacer lo que yo quisiera sin miedo de moletastar a mi marido.

Los primeros días en Viena fueron maravillosos, conocí lugares preciosos y sobre todo pude disfrutar de mi soledad y hablar con Ran por el teléfono que él me dio para no levantar sospechas. Lo extraño muchísimo, más de lo que lo hago con mi marido.

Cómo todas las mañanas fui a un lugar nuevo para desayunar y en lo que esperaba mi comida un hombre que conocía bastante bien se sentó frente a mi.

-¿Qué haces aquí Rindou?

Es la última persona a la quiero ver.

-Vine a verte ¿Qué no es obvio?- me molesta la forma tan despreocupada en la que se sienta y se abre el saco cómo si no me hubiera prometido cosas y despues no me las cumplió -Ran también quería venir pero alguien tiene que entretener a tu molestó marido.

-Yo no quiero verte- me puse de pie pero él me agarró de la mano y me lo impidió.

-Mai déjame explicarte.

-¿Explicarme qué Rindou?- intentaba moderar mi tono de voz para no llamar la atención de las personas a mi alrededor -Nunca fui tu primera opción y siempre ha sido igual, no veo la diferencia.

-Ya la terminé, quiero concentrarme en ti.

-No puedes y aunque la hayas terminado yo no puedo estar con ustedes porque estoy casada con Kisaki.

Todos conocen el mal temperamento de mi esposo, tanto los que hacen negocios con él legal o ilegalmente, nadie quiere hacerlo enojar porque no vivirían para contarlo.

-Quedaras viuda y me voy a asegurar que suceda antes de que estés embarazada- él también se puso de pie acercándose a mi -Los únicos hijos que vas a tener llevaran mi apellido.

-No digas tonterías- ya tenemos todo planeado, apenas llegue del viaje me embarazara y a partir de ahí siempre andaré con seguridad.

-¿Es una tontería amarte?

-¿Tú me amas?- nunca tuve la oportunidad de decirle cómo me sentía el día que terminé con Ran porque huí de ellos y alguien que dice amarme jamás me lo hubiera dicho cómo él lo hizo.

-Con cada fibra de mi cuerpo.

-¿Entonces por qué me dijiste lo de Ran de la forma más cruel?- ahora que dejé de tomar los anticonceptivos las hormonas se desequilibraron y me siento más sensible -Me sentí usada por ambos, cómo si yo solo fuera su diversión... mis amigas me decían que no me involucrara con los hermanos Haitani pero no quise escucharlas.

Rindou limpió algunas lágrimas que resbalaban por mi rostro.

-Mi bella Maiko, nosotros fuimos unos imbéciles cegados por la rivalidad fraternal y tú saliste dañada en el proceso, pero te juro que siempre te amamos.

Yo no soy digna de amar, mis padres no me amaron, mi novio no me amaba, mi amante tampoco lo hacía y mi marido mucho menos.

Solo soy esa persona que llena el vacío en la vida de los demás.

-Cuándo Sanzu nos dijo que ibas a abortar te buscamos en cada clínica, movimos a todo Tenjiku para encontrarte- sus mirada pareció entristecerse -Me hacía mucha ilusión tener un hijo contigo, de alguna forma miraba a ese niño cómo un seguro para que estuvieras con nosotros, es un pensamiento muy estúpido... nunca te culpamos por el aborto estabas sola y no sentías el apoyo de nadie, supongo que eramos muy jóvenes para saber lo que era el amor.

-Ya no hay vuelta atrás.

-Siempre hay más maneras Mai.- sus brazos me rodearon el cuerpo y me dejó un pequeño beso en la coronilla de la cabeza -Ten.

Me entregó una llave con un pequeño llavero con la araña de Roppongi.

-¿Para qué es?- sus dedos me levantaron la barbilla y me hizo verlo a los ojos.

-Es nuestro antiguo departamento en Roppongi, cuando las cosas se pongan difíciles o ya no te sientas segura con el puto sádico de tu esposo quieros que vayas para allá y nos llames de inmediato.

Esta es la última oportunidad que les doy, si me vuelven a decepcionar puedo dar por perdida cualquier oportunidad de sentirme amada.

Ahora el verdadero problema es posponer mi embarazo lo más que pueda.

Rani me ha hablado de un plan que tiene para sacarme de la vida que llevo pero Kisaki es obsesivo y no deja nada a la suerte.

Solo espero que no me haga precionera en mi jaula de oro, puedo esperar cualquier cosa por parte de él menos que me deje libre.

Pero tal vez si se entera que le fui infiel me saque de su vida, no es de los que toleran el que alguien más haya jugado con su esposa.

BAD LIARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora