Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1

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.☔︎➪ ᵃᶜᵗᵘᵃˡⁱᵈᵃᵈ


' Un gatito anaranjado camina sobre el sillón negro con sus patitas mojadas llenas de barro al parecer, pasa todo su cuerpo por todo el sofá llenándolo de sus pelos. Cuando se aburrió bajo del mismo y subió las cortinas rompiendo las mismas en el proceso, después, bajo hasta un mesa donde estaban las plantas de su dueño, sí, "estaban" porque justo ahora están rotas y tiradas en el suelo ensuciando todo. Por último, se dio un pequeño baño con su lengua y se echó a dormir en su cómoda cama, antes de cerrar un ojo vio la hora y ronroneo, sabía bien que dentro de pocos minutos llegaría su dueño, por fin, sin sentimiento de culpa alguno durmió tranquilo.

Se escuchó un tintineo desde la puerta, la perilla giro lentamente como si tratara de crear suspenso cuando la puerta se abrió se divisó a un azabache completamente cansado, con ojeras, su cabello revuelto, sus prendas desarregladas y sus zapatos al revés, nunca le había pasado eso pero bueno, después de cinco días sin dormir uno no sabe ni dónde está parado.

— Higo, ya llegué. — aviso, cerrando la puerta tras de sí. Se quitó los zapatos junto con el saco y los dejo en el suelo, camino hasta el sofá y se echó esperando que cayera completamente dormido ante los brazos de Morfeo. Claramente el momento no llego, su expresión de cansancio cambio a una de enojo cuando se levantó rápidamente y tocó el sofá — ¡HIGO!

‹ Y aquí entro yo›. Se levantó de su cómoda cama para ir donde su dueño, dio unos cuantos pasos y se sentó a unos centímetros del azabache para poder mirarlo.

— Cuántas veces llevas asiendo desorden, no siempre voy a llegar y limpiar todo. — señaló el sofá, agarro un pañuelo y comenzó a limpiar el mueble con eso — Mira como lo has dejado, todo sucio, húmedo.

— Miau — ‹¿Y a mí que chucha?› respondió mientras lamía su patita derecha. La verdad es que a Higo no le importaba hacer desorden, le gustaba mucho fastidiar al humano sin cejas.

— Nada de "Miau" siempre lo mismo contigo, agradece que me gustan los gatos o te mandaría afuera en tremenda lluvia. — su intento de amenaza no funcionaba con ese gatito.

— Miau — ‹ El chico naranjito te pegaría ›, y era cierto, había notado en varías situaciones que el amigo de su dueño es un fan de los animales y más si son tiernos como el, por eso siempre que viene se portaba bien.

— Gato aprovechador — al terminar de limpiar el sofá, volteo hacía la ventana para cerrar las cortinas ya que le fastidia mucho que estén abiertas, grande fue su sorpresa al encontrarlas rasguñadas y tiradas por el suelo e igual sus plantas. El dolor de cabeza no ayudaba así que agarro al gato y lo puso encima del mueble — Espera un ratito Higito.

Sin objeción alguna el gatito espero paciente a su dueño, el mismo que fue a su habitación a traer algo. Cuando regreso Akutagawa traía algo grande y azul entre sus manos, antes de que Higo pueda escapar fue capturado rápidamente, trato de zafarse del agarre, lo único que logró fue facilitarle el trabajo a su dueño.

— Y listo, mira qué bonito te ves. — el gatito paniqueado corrió hasta el espejo de la habitación, al estar frente a su reflejo quedó tieso casi parecía estatua por como estaba.

Miau — ‹ Es horrible, es una abominación para mis hermosos ojos. › Y era cierto, llevaba puesto un disfraz de tiburón, azulado, le queda grande y feo, trato de quitárselo pero solo es en vano. Comenzó a quejarse y maullar.

— Ni te gastes Higo, Chuuya-san vendrá.

‹ No eso jamás, ese humano sin cejas uso su comodín y ha ganado la batalla, pero no la guerra. › camino elegantemente hacía el sofá donde se sentaba el amigo de su dueño y espero pacientemente, ese joven de grandes ojos azules siempre le ha caído bien.

— Chuuya-san no tarda en venir, no hagas nada raro. — y después de esa advertencia el azabache desapareció para cambiarse de ropa.

Pasaron unos diez minutos, en los cuales se quedó bien sentado en el sofá, su dueño ya había terminado de cambiarse y salió de su habitación para ir hacía la cocina y preparar algunas cosas para su invitado. El timbre sonó pero su dueño no fue a abrir la puerta ya que está ya estaba cerrada y el de cabellera anaranjada ingreso a la sala, la verdad es que su humano sin cejas le dio una copia de las llaves de su casa.

— ¡Ryū! — el azabache apareció rápidamente en la sala y se acercó para abrazar a su invitado. Cuando se separaron fue examinado de pies a cabeza — ¿Cómo has estado todo este mes? Disculpa que no haya venido es que el trabajo en Rusia me consumió, tengo unas inmensas ganas de pasar tiempo contigo e higo y ver unas buenas películas.

— ¿Te fue bien en tu viaje de negocios? — recibió un asentimiento de cabeza.

— ¿Dónde está Higito?.

Miau — ‹ Naranjitoy con toda la emoción de un gatito corrió hasta el humano, el cual lo cargo y comenzó a llenarlo de mimos.

— Ay, Higito, no sabes cuánto te extrañe.

Como si esa fuera su victoria observó a su dueño y le saco la lengua en forma de victoria, Akutagawa aunque no lo mostrara se molesto.

— Yo... — empezó a hablar el azabache ganándose toda la atención del mayor — te extrañe mucho.

El rostro de Chuuya se pintó de todo color de rojo existente, es que quién no se ponía así por alguien que no suelta algo así a la zar. Nakahara abrazo al azabache junto con higo quién se puso celoso por el robo de atención.

— Bien ¿Vemos alguna película?


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|| 𝐇𝐈𝐆𝐎  ➪ ''ᵃᵏᵘᵗᵃᵍᵃʷᵃ ʳʸᵘⁿᵒˢᵘᵏᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora