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— Ume, ¿Podrías llamar a Inosuke? Es hora de cenar.
— Claro, mamá. Enseguida lo haré bajar. — La de cabellos blancos se encontraba subiendo las escaleras para así poder cumplir con el pedido de su madre.
A la chica más joven se le había hecho raro el pedido de su madre, después de todo, Inosuke no era el tipo de persona al que debían llamar para comer. Él, más bien, es del tipo que está en la mesa cuando ni siquiera está lista la comida.
Subió a paso lento pero seguro, mientras pensaba que le pudo haber pasado a su hermano para que este no llegara.
— Hey, cara de jabalí. Mamá dijo que bajes a comer. — yacía frente a la habitación del pelinegro, golpeaba fuertemente la puerta, más no recibía respuesta. — No te hagas el idiota, sé que sabes que yo sé que estás ahí.
Aún no obtuvo respuesta.
— Barbie marimacho, no te hagas el sordo. Al menos abre la puerta.
— Lárgate...
Ahí supo que algo no estaba bien.
— ¿Inosuke...?
— Dije que te vayas... *Snif* Déjame solo...
Abrió la puerta de un golpe (por suerte Inosuke no la había trancado, solo que no se dió cuenta antes) e ingresó al cuarto del menor de la familia para luego visualizar un bulto en la cama de este.
Hizo a un lado las sábanas y pudo percatarse de algo doloroso.
— Te dije...
La mayor abrazó fuertemente a su hermano para luego comenzar a acariciar su cabello mientras que apoyaba el rostro del chico en su pecho.
— ¿Qué ocurrió? ¿A quién debo golpear? — Comentó la albina con ligero odio en su voz. Quién sea que haya hecho llorar a su bebé merecía uno de los peores castigos posibles.
— Qué te importa...
— El que peleamos no significa que no me importes. Puedes confiar en mí. — Ella continuó con sus caricias suaves, su voz se había tornado tierna, para así consolar al chico.
Este, tras recibir el afecto, no pudo evitar romper en llanto. Había lidiado con eso por un tiempo, más ya no podía seguir conteniendo lo.
— M-me... me gusta Tanjiro.. *snif* p-pero e-él.... ESTÁ CON KANAO.. WAAAA — abrazó aún más fuerte a su única hermana mientras dejaba salir las lágrimas, en serio lo necesitaba.
— Oh, cariño... estuviste aguantando todo este tiempo? Debió ser horrible.. — La muchacha se sentía fatal, ¿Cómo no se dió cuenta antes? Su pequeño jabalí había estado sufriendo por tanto tiempo por un amor no correspondido... y ella preocupándose más por Gyutaro...
"Voy a hacerle la vida imposible al Kamado hijo de puta" Pensó mientras continuaba consolando al pelinegro.
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