PRÓLOGO

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Inmensa, resplandeciente e imponente. La hermosa imagen de la luna no abandonaría jamás su mente. El satélite se presentó sobre el cielo como cada noche, sus visitas eran frecuentes, pero nunca había llegado a mostrar tal brillo como aquella noche. Su mente divago unos segundos a causa del dolor ¿La luna estaba contenta de verla marchitarse bajo su luz, mientras luchaba por mantener el calor en su cuerpo?

El sudor frío bajó por su frente. Buscaba el calor para aferrarse a el, sin embargo, era una noche de verano en la que solo ella sufría la ausencia de su calidez.

──¿Te sientes lúcida, querida Kumiko? ──la voz de la señora Ming perturbó sus oídos──. Le había ordenado a las doncellas limpiarte ¡Dónde demonios están!

Le pareció escuchar marchar a la mujer mayor y regresar con un grupo de entre jóvenes y ancianas mujeres, las cuales se hicieron cargo de limpiar la sangre que manchaba su piel y el futón en el que se encontraba recostada.

──El médico volverá en después ──dijo──. Querida Kumiko, ¡has hecho un trabajo excelente el día de hoy! ──expresó con alegría la señora Ming──. Nos has hecho la familia más afortunada del mundo al dar a luz a una niña tan sana como lo es Kai.

Kumiko frunció levemente el ceño, mostrando inconformidad y confusión.

──¿Kai?

──Por supuesto, querida mía, Kai ──la mujer le restó importancia al asunto──, ¿no te gusta el nombre que escogí para mi nieta? ¡Pero si es perfecto!

La señora Ming había dejado de tener en cuenta los sentimientos de Kumiko una vez que se casó con su hijo, volviéndose su nuera.

──No hay nada que deteste más que las orquídeas ──declaró sin asco.

──Te gustarán tarde o temprano, querida ──Ming suspiró y una sonrisa se plasmó en su rostro──, sino puedes pensar en otra cosa, ¿no te gustan los sauces? Es un nombre diverso, puedes darle el significado que quieras.

Sin importar el resultado Kumiko nunca estaba satisfecha. No le gustaba el nombre de su hija en lo absoluto y sabía que sería algo que odiaría para el resto de su vida.

Tuvo que abstenerse a decir otra palabra. Estaba agotada, había tardado catorce horas en dar a luz y ni siquiera su suegra, quien había insistido hasta el hartazgo que el nacimiento se diera en casa, se había ocupado de que todo estuviese listo, incluso parecía que lo había hecho todo apropósito para generarle más dolor e incomodidad. Soportó el aroma de la sangre seca por una hora y media, hasta que la señora Ming recordó que ella seguía postrada encima del futón.

Se removió entre las sábanas, ya limpias, con la intención de dormir, los ojos le pesaban demasiado y su cuerpo dolía.

──Te noto demasiado desanimada, incluso le atrevo a decir que molesta ──comentó tan pronto notó sus intenciones de descansar──. Sé exactamente que es lo que te va a animar ¡Traigan a mi nieta, su madre tiene verla!

Entonces Kumiko, ya más lúcida y no tan dominada por sus pocas fuerzas, cayó en cuenta de que no solo no había podido elegir un nombre para su bebé, sino que la señora Ming también le quitó la oportunidad de ser la primera en verle el rostro a la niña y seguramente se había encargado de que su hija fuera alimentada por una nodriza.

Realmente detestaba la señora Ming.

──Mira ──la mujer se le acercó con la recién nacida en brazos, cubierta por una delgada manta que ella conocía muy bien──, ella es Kai ──pero la reacción de Kumiko no fue la que se esperó, simplemente miró a la niña sin decir nada y con una expresión neutra──. El doctor dice que está en perfectas condiciones, pero es mejor esperar unos días para sacarla de casa.

Mientras la señora Ming seguía alardeando de lo mucho que adoraba a Kai y sobre las recomendaciones del doctor que la reviso, Kumiko solo podía pensar en ella misma. En un momento su suegra le entregó a la niña para que la cargará por su cuenta y accedió a tomarla en brazos.

Ming Yáng estaba lista para decir lo tiernas que se veían madre e hija juntas, pero el anuncio por parte de una de las doncellas sobre una llamada entrante para ella, le hizo guardarse sus comentarios para después.

──Voy a dejarlas un minuto, tengo un asunto importante que atender.

No esperó a que Kumiko emitiera palabra alguna, solo se fue dejándolas solas. Y tan pronto como la puerta se cerró, la bebé empezó a llorar perturbando la poca paz de la delicada madre.

──Ya, has silencio ──bufó con el ceño fruncido──… Shh.

Observó a la criatura posada sobre su brazo y regazo. Estaba cansada y lo menos que quería era escuchar un llanto tan perturbador cómo ese. Sin pensarlo mucho, uso sus dedos para sostener la pequeña boca de la bebé, logrando ahogar su llanto.

La niña luchó por liberarse del fuerte agarre pero le fue imposible y no tuvo más opción que continuar llorando. En un momento pareció cansarse y disminuyó sus alaridos. Kumiko suavizó su expresión mientras la miraba mejor, era pequeña, tenía la piel rosa y estaba tibia, no le parecía en lo absoluto una criatura hermosa. Seguramente su esposo estaría más que satisfecho con el resultado.

Rai era demasiado elemental, tenía el presentimiento de que Kai sería igual que su padre en el futuro, suficientes razones para no contentarse.

─Te lo advierto ──susurró para ambas──… No me agradas en lo absoluto, Kai.

𝗗𝗘𝗦𝗜𝗥𝗘, shaman king.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora