2 El Plan

218 14 4
                                    

En el barco proveniente de la tribu agua del norte, viajaban no solamente Unalaq, su esposa y su escolta personal, también iban ocultos en la bodega, los cuatro integrantes de una secta secreta; extraída de entre los renegados del Loto Blanco, los miembros más fuertes del llamado Loto Rojo esperaban sentados en esa húmeda y mal oliente bodega, a que el barco llegara a su destino.

- ¿Cómo vamos a hacer esto? – preguntó Ghazan que claramente ya se estaba hartando de estar ahí.

- P'li y Ming Hua se infiltrarán en la guardia de Unalaq, así sondearan el terreno. Tú y yo esperaremos en las afueras de la ciudad -. Zhaeer no perdía su postura de loto, como si mientras hablaba estuviera en el mundo espiritual.

- No me refería a la logística, me refería al secuestro... ¿Crees que dejarán al avatar desprotegido?

- No. Sé que estará rodeada de muchas personas... pero eso no es necesariamente una desventaja, con tantas personas queriendo acercarse al nuevo avatar, nadie notara a una más... muchísimo menos si parece una extranjera, creerán que es alguien de alguna provincia lejana que anhela conocer a la nueva esperanza del mundo -. Con sus ojos señaló a P'li -. Una vez que sepamos perfectamente quien es, entonces, volverás por nosotros, nos reagruparemos y esperaremos a la noche, si Unalaq cumple su promesa, la guardia del palacio se retrasara 15 minutos en hacer el cambio, tiempo suficiente para entrar, tomar a la niña y desaparecer...

- Vas a pedirme que rompa algunas cosas ¿verdad? – preguntó Ghazan interpretando el momento de silencio de Zhaeer.

-Así es... según Unalaq Toph Beifong no estará en el festival, tú serás el único maestro lava en la ciudad, una clara ventaja para la distracción.

- Jamás he intentado hacer lava control en el hielo... no creo que sea posible.

- Ghazan... estás limitando tu mente a solo lo que puedes ver – Zhaeer dejó su postura y se levantó para acercarse a su compañero -. Debajo de todo el hielo de la tundra, incluso más abajo del lecho marino, hay tierra y rocas... solo debes ampliar tus horizontes y podrás sentirlas.

Inhalando una fuerte bocanada de aire, Zhaeer dejó que la pestilencia de la bodega se mezclara con el aroma salado y helado del mar. Caminó hasta llegar a la pequeña ventana. En el océano no se veía nada más que hielo, agua y una neblina que cubría el horizonte.

- Ya estamos muy cerca -. Dijo más para sí que para sus compañeros.

P'li caminó hacia él, le tocó el hombro y él la miró.

- Pronto llegará el cambio – dijo ella esbozando una sonrisa.

- Un mundo donde no juzguen a las personas por su poder -. Con un gesto tierno, Zhaeer acarició el tatuaje del tercer ojo en la frente de la mujer.

Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.

- Un mundo donde seamos libres – dijo inclinando el rostro sobre la mano del hombre que más había amado en la vida.

- Cuanto contigo mi amor... no debe haber errores.

- No los habrá. Identificaré al avatar.

Llegaron a tierra, toda la comitiva de Unalaq bajó del barco y cuando finalmente estuvieron seguros de que solo quedaban ellos y los centinelas; salieron de su escondite.

El primero en ser atacado fue el guardia que había sido asignado a proteger las bodegas, por órdenes de su líder, solamente debía haber 3 guardias por zona. Aunque el barco era lo bastante grande como para necesitar mínimo 8 guardias por zona, a nadie le pareció raro que el jefe tribal ordenara poca guardia, después de todo, en la tribu Agua del Sur no había ocurrido ningún crimen importante, hasta los piratas que habían llegado a asediar los mares del sur, no prestaban mucho interés en esos puertos. Lo que la mayoría de los guardias del norte ignoraban, era que esa falta de interés era gracias a los esfuerzos del jefe Sokka por mantener una patrulla centinela en todos los muelles, sin mencionar la imponente torre de vigilancia que le permitía a una persona ver más allá de 100 leguas en el horizonte.

La Caída del Loto RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora