𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐁𝐞𝐚𝐫𝐬 🧸𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗼

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La rutina de Minho siempre era la misma, despertaba muy temprano por la mañana, justo antes de que saliera el lindo sol mañanero y sus cálidos rayos se colaran por las blancas cortinas de su habitación

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La rutina de Minho siempre era la misma, despertaba muy temprano por la mañana, justo antes de que saliera el lindo sol mañanero y sus cálidos rayos se colaran por las blancas cortinas de su habitación. El joven de 28 años tomaba una ducha, se preparaba un lonche para el desayuno y al terminarlo se dirigía a quitarse la pijama para así vestirse con su uniforme y finalmente salir rumbo a su trabajo.

Cuando tenía días libres, pasaba la mayor parte del día echado en el sofá o se encerraba en su habitación junto a una buena taza de café o chocolate caliente y disfrutaba de la compañía un buen libro. Fuera de su trabajo solía ser un hombre distraído, un total desastre y él no lo notaba. Si Minho tuviera que resumir su vida en una palabra definitivamente sería "monótono" y el no tenía problema en aceptarlo, era un completo aburrido o eso escuchaba muy seguido por parte de sus dos mejores amigos.

Su empleo cómo cirujano médico era algo que él realmente amaba mucho. Si bien solía ser un hombre demasiado serio y tranquilo, no había nada mejor para él que brindar su ayuda y ser el mejor en lo que sabía hacer, eso era algo que le enorgullece de sí mismo.

Aunque claro, también había momentos en su trabajo que le dejaban un muy mal sabor de boca. No todo podía ser color de rosa y Minho lo sabía a la perfección. Su trabajo lo podía describir cómo un el juego del suave y baja, habían momentos altos, tanto cómo habían momentos bajos.

Habían noches en el hospital que le resultaban un suplicio sinfín, del cual no podía escapar, ni siquiera luego de que su jornada laboral culminara, Minho odiaba tanto a su superior del hospital, su jefe era un hombre despreciable, pedante, con aires de grandeza y un grosero... Además del aparente odio de su jefe hacia él y su estúpida guerrilla, de la cual el no era participe, y todo para "demostrar" quien era mejor que quien en su ámbito laboral.

Renunciar para Lee no era una opción, ni por el momento ni en un futuro cercano. Después de todo, el prefería quedarse con el lado bueno de su trabajo y lo satisfactorio que le resultaba salir con una operación exitosa.

Cómo hoy, que incluso en dónde su jefe había sido un total desgraciado ogro al ponerle doble turno, pese las últimas dos noches anteriores haberlo hecho, sin ninguna contemplación o justificación. Lee se sentía tan lamentable, incluso sabía que cualquier persona podría notar sus ojeras desde kilómetros de distancia por las malas noches que a pasado.

—¡Minho, espérame!— el más alto paró su camino en dirección a su auto, al escuchar el llamado de cierto pelirojo que corría en dirección hacia él.

Minho soltó una pequeña risita al ver a su agitado amigo llegar hasta él, río un poco más fuerte al recibir un pequeño quejido y una mala mirada por parte de el pequeño pelirojo.

—¿Qué te causa gracia?— Félix le preguntó al retomar la compostura —¡Vengo llamándote desde él ascensor!, ¿En dónde tienes la cabeza, Lee?

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2022 ⏰

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