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En espera de las visitas, Jin y Jungkook corrían como locos por todo el departamento, acomodando todo lo que estuviera tirado, sucio o fuera de su lugar.

Hoseok y Taehyung habían regresado de Francia después de dos años, ambos amigos de Jungkook vendrían a cenar. Una cena de parejas. Habían demorado mucho en el supermercado con las compras y ahora estaban nerviosos porque no podían terminar.

Kim era quien más nervioso estaba, porque debía dar una mejor impresión a los amigos de su novio. No quería dejar en mal a su novio, pero la inseguridad le consumía. ¿Y si resultaba ser raro para ellos?, ¿Qué pasaría si llegan a sentirse incómodos o aburridos?, ¿Qué tema de conversación puede tener con ellos?

Muchas inseguridades que creía haber superado, regresaban en ese momento. Jin era una persona de pocas palabras en público, podía mantener un tema de conversación siempre y cuando los demás lo empezaran.

El podía hablar de cocina, comida y chistes simplones con toda la confianza; el problema radicaba en parte a que las cosas que le gustaban, eran consideradas raras para los hombres en cualquier sociedad del mundo.

No quería angustiar ni decepcionar a su pequeño. Quería manejarlo solo. Jungkook le había dado la confianza para ser él mismo y no era justo mostrar un retroceso.

Jungkook se había intrigado por conocer al verdadero Seokjin, y lo logró al conocerlo durante estos tres años de relación, no parecía disgustado. Jeon conoció al Seokjin tierno, masita, cocinero, sexy, simplón y amante del color rosa. Eso le enamoró aún más.

Minutos después, habían terminado de recoger. Ahora estaban en la habitación buscando un poco de ropa para cambiarse, pues no iban a recibir a las visitas con esas prendas del día anterior y con las que fueron a las compras.

Ambos movían todo por el clóset con el fin de encontrar la ropa de la ocasión.

- ¡Mira yeobo!- exclamó Jungkook cuando sacó de entre tantas cosas, uno de los suéteres que Seokjin solía llevar en la universidad.

- Oh...- comentó confundido, sin una expresión.

Esos suéteres representaban una muy mal etapa de la vida de Seokjin. La etapa que todavía estaba superando y que le marcó con un profundo dolor, y más aún cuando provenía de una de las personas que se supone lo amaría sobre todas las cosas; su madre.


Hace tres años...


Jungkook sintió el vacío a su lado, una presencia le faltaba, así que miró hacia atrás y vió a su novio parado frente a uno de los aparadores de las tiendas de ropa.

- ¿Por qué te quedaste aquí?- preguntó confundido. Al percatarse de que su novio veía algo en ese aparador, volteó y se encontró con un conjunto de un pantalón de mezclilla, una playera blanca larga y unas sandalias. Un outfit muy fresco y bonito.

- Vámonos, Jungkook- ahora era Seokjin que había hablado, pero con un tono más áspero, más serio y carente de expresión.

- ¿Por qué ese cambio tan repentino, Jin?- preguntó Jungkook confundido, cuando estuvieron lejos de aquella tienda- ¿Acaso no te gustó?

Seokjin apretó la mano de Jungkook por los nervios. Trató de seguir caminando e ignorar a su novio, pero Jeon se detuvo y se negó a seguir el camino.

- ¿Qué pasa, Seokjin?- preguntó ahora seriamente.

Jeon se acercó hasta su novio, pero antes de que su cabeza pudiera pensar en otra cosa; Seokjin lo abrazó por la cintura, hundió su cara entre el cuello y comenzó a llorar.

Un mes saliendo, un mes con esa hermosa relación y poco a poco ese chico lindo de labios carnosos se abría para el menor. Verle llorar fue algo desconcertante y doloroso.

- ¿Por qué lloras Jinnie?- preguntó sintiendo el dolor del castaño.

Seokjin entonces lo tomó de la cintura para caminar hasta llegar a un callejón y meterse. Una vez ahí, Kim se quitó la sudadera y dejó mostrar sus brazos.

Jungkook no pudo evitar que sus ojos sacaran lágrimas al ver los brazos de Seokjin con puntos morados y verdes. ¿Acaso su novio sufría de violencia?

- Mi madre dice que las tengo porque las merezco- soltó Seokjin con lágrimas- no pueden quitarse...

- ¿Pero qué fue lo que pasó?- preguntó.

- Cuando era niño, yo tenía que soportar que mi padrastro quemara mi cuerpo con sus cigarros, para que le diera dinero a mamá para comer. Mi mamá siempre supo, y el día que me resistí a seguir aguantando, él se fue, y mi mamá no me lo perdonó. Ella lo siguió haciendo...

- Seokjin, yo...

- Soy un monstruo, por eso siempre visto así. Porque así mi ropa y mi persona combinan... Porque son horrendas...- comentó tratando de aguantar las lágrimas- eso fue lo que mamá dice...

- ¿Por eso eras solitario?- preguntó Jungkook.

- Nadie quiere a las personas que parecen monstruos, Jungkook...


Actualmente...


- ¿Ves?, Te dije que ellos eran amables y muy buenas personas- comentó Jungkook, recargado en la barra de la cocina mientras veía a Seokjin terminar de acomodar los trastes limpios.

- Mi suéter les gustó...- comentó tratando de contener la felicidad. Pero su sonrojo no dudó en aparecer. Ardía ese sonrojo por lo fuerte que era.

- Ellos dijeron que me saqué la lotería con semejante hombre...

Jungkook caminó lentamente hasta donde su novio estaba. Ya cerca, enrolló sus brazos al rededor del cuello ajeno. Así como sus cuerpos se pegaron, sus rostros estaban próximos a la unión de sus labios.

Pero fue entonces que Jeon se separó, miró pícaramente a Seokjin que le miraba confundido.

- Fuiste un buen Jinnie hoy- se acercó a susurrar a su oído. Rápidamente se alejó para quitarse su blanca camisa y mostrar la debilidad de Kim.

- J-jungkook...- comentó, haciendo difícil controlar su respiración y su excitación.

- ¿Quieres jugar con ellas?- preguntó pícaro, incitador y Kim no dudó en asentir- pero fóllame, fóllame con ese suéter rosa puesto. Me encanta como se ve ese color en ti...

Y sin pensarlo más, sus bocas se unieron en un beso necesitado y salvaje. Un beso sin control, a la mierda el control.

Lo único que querían era su cercanía, su unión. Querían sentirse, tenerse, pertenecerse.

Confi-tímido. |JinKook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora