𝟎𝟎𝟐. capítulo 2

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EXTRAÑOS Y NUEVOS AMIGOS.

Las horas posteriores a la verdad dicha por Dominic fueron sombrías. Al principio se habían quedado todos en silencio, como si trataran de pensar en qué tan real podrían ser esas palabras dichas por un desconocido, luego habían tratado de interrogarlo como si él supiera mucho más que eso y se habían enfadado cuando no pudo responderles. Al final, lo dejaron en paz y buscaron en su lugar una forma de escapar.

Acabaron rindiéndose, incapaces de hallar una manera de escapar. Habían terminado todos agotados y decaídos, sentados contra las paredes del contenedor en lo que Dominic, acostumbrado al silencio, internamente disfrutó de verlos intentar como quien ve una película y sabe el final.

Pero entonces un día que comenzó similar a los otros y sin nada particular que advirtiera de que algo iba a suceder, todo cambió. Fue extraño, primero hubo una calma demasiado antinatural para lo que se acostumbraba en ese refugio de mentira y de pronto había gritos indistintos y pasos yendo de aquí para allá, la gente de Terminus se oía nerviosa y preocupada en sus bajos murmullos... Y luego hubo disparos.

A pesar de los intentos por observar el panorama desde las rendijas abiertas del contenedor, Dominic no logró nada más que dolor en sus brazos atados, sus músculos acostumbrados a la quietud en la espera a la muerte quejándose por los movimientos repentinos. Así que simplemente se dio la vuelta y se dejó caer en el rincón usual del contenedor donde se había acostumbrado a dormir. Jamás había sido bueno imaginando y este no fue una excepción, así que simplemente apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos, deseando con intensidad que esos disparos asesinaran a unos cuantos malditos de Terminus.

Tal vez acabaría muerto y llenando sus estómagos, pero por Dios que iba a encargarse de al menos tener tanto odio y rencor en sus huesos que les causara una indigestión.

Inesperadamente, luego de lo que parecieron horas, la calma regresó y Dominic no fue capaz de percibir algo más que voces lejanas, algo parecido a gritos.

«Bueno, maldición. No murieron» se burló para sí mismo. Entonces oyó la voz de uno de los hombres, algo lejana como si estuviese gritando desde algún punto remoto.

—¡Cabecilla, ve a tu izquierda al vagón! ¡Vamos! —gritó con fuerza, con los bordes de la voz algo borrosos por el enfado. Era errático y Dominic disfrutó de sus desgracias como si no fueran a asesinarlo pronto—. ¡Haz lo que decimos y el niño irá contigo, si haces otra cosa se muere e igualmente terminarás dentro! —volvió a gritar.

Aquella frase pareció despertar algo en las otras personas que estaban en el vagón, quienes se levantaron de sus lugares y comenzaron a buscar una forma de ver hacia afuera. Tal vez era más entretenido que simplemente quedarse de brazos cruzados, pensó Dominic manteniéndose en su lugar.

Era una pena que hubiese un niño allá afuera, de todas formas. No se hacía menos fácil saber el destino que les tocaba.

El hombre continuó dando órdenes desde la lejanía, hablando de un arquero y una samurai. Desde afuera del vagón pudieron escuchar pasos, lo que significaba que probablemente los meterían con ellos. El cabecilla —que probablemente era el líder— había pedido esperar a su hijo, sin embargo el otro hombre de Terminus no cedió, obligándolo a abrir la puerta e ingresar al vagón con sus compañeros.

La luz entró a raudales en la oscuridad cuando acataron las órdenes y Dominic apenas pudo ver nada debido al dolor en sus retinas. No fue hasta algunos segundos después de que les cerraran la puerta que finalmente pudo abrir los ojos para ver a su alrededor, de todas formas no le sirvió para ver mucho más que lo que parecían cuatro figuras.

Inesperadamente los otros, quienes ya estaban con él antes de estas cuatro personas, hicieron un sonido colectivo de sorpresa. Una especie de murmullo de sorpresa a medio camino entre el sonido que uno produce cuando se siente aliviado.

Fue un hombre el primero en dar un paso adelante, justo frente a un pequeño rayo de luz que se filtraba del techo y dejaba verle el rostro. Entonces, con la mirada puesta en el grupo de cuatro enfrente, habló.

—¿Rick?

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    author's note:

Lamento mucho la tardanza :( he tenido un bloqueo de escritura horrible con esta historia, por suerte pude retomar y con mucho gusto estaré actualizando más seguido.

¡Muchas gracias por leer!

¹ A LITTLE DEATH ── ˗ˏ glenn rhee.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora