Cap 1 🧛🦇

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Nuevos vecinos

El furioso viento se escurría
entre las copas de los
árboles haciendo que las
sombras de estos se vean
aún más tenebrosas, una
de esas bravas brisas azoto
mi ventana con fuerza
provocando que se abriera.
Me acerque a cerrarla pero
algo llamo mi atención en
la casa de enfrente, cuya
ventana de la habitación
principal daba con la mía.
Alli, con la ventana abierta
de par en par, había un chico.
Un adolescente, más o menos
de mi edad, tenía el cabello largo y algo alborotado, hacia juego con sus ojos color
Café.........esos ojos que estaban
clavados precisamente en
los míos. Tenía una mirada
tan penetrante y me miraba
tan fijamente que me hizo
sentir escalofríos. Llevaba
puesta una chaqueta negra
de cuero y no llegue a ver sus
pantalones. Tras notar que
ninguna sonrisa o alguna
mueca salia de sus labios, si no todo lo contrario, al parecer miraba con odio, corrí la cortina.
Aquel hogar solia pertenecer
a un amable anciano llamado
Héctor Collins, debido a
su edad había muerto hacia
unos años atrás. La casa
había quedado abandonada, desde entonces, su mal estado llamaba tanto la atención que mi madre
solía decirle a mi hermano
menor, Max , que si no se
acababa toda la comida lo
dejaría en la casa embrujada,
refiriéndose a la de nuestro
antiguo vecino.
Las noches de invierno
son duras, más cuando la
lluvia cae de madrugada. Di
mil vueltas en la cama sin
poder conciliar el sueño.
Un escalofriante ruido en
la ventana me sobresalto.
Fue como si alguien hubiese
rasguñado el vidrio. Me
convencí a mí misma de que
la rama de un árbol había
causado aquello, pero en
Cuanto iba a acostarme de nuevo, volví a escuchar el mismo ruido. Algo frustrada, me levante y camine a la ventana, corriendo la cortina de esta, y me volví a encontrar Con él.
Sin importarle la lluvia en
absoluto, estaba sentado en
su ventana con la espalda
apoyada en el marco.
Ahora si distinguía sus negros
pantalones. Y otra vez, sus
ojos puestos en los míos.
Sonrió de costado, pero no
fue una sonrisa agradable,
sino más bien terrorífica.
Solté la cortina dejando que
volviera a tapar la ventana.
Quién era ese extraño?
Por el mañana todo mejoro.

Si bien aún hacía frío, el
sol brillaba en el cielo
iluminando la casa. Baje a
desayunar y me lleve unaa
Sorpresa...

T/m: ¡Buenos días hija!

Tn: Buenos días -Dije aun adormilada-

T/m: Te presento a Maira,
nuestra nueva vecina, Maira
ella es mi hija, tn -me presento mi madre-

La mujer que estaba parada
en frente de mi madre,
charlando con esta, me
saludo amablemente.

Maira: Mucho gusto tn.

TN: El gusto es mío -Devolví el gesto-

T/m: El desayuno está servido en la cocina -Anuncio mi madre-

Yo me adentre en esta para comer
algo, alli me encontré con Max,
por como revolvía su cereal
deduje que estaba nervioso.

Tn: Qué pasa? -Interrogue mientras comía-

Max: Esa mujer me da miedo -Confeso refiriéndose a
Maira, yo solo rei-

Tn: No seas tonto, ella y mamá
parecen caerse bien, ahora si
comes algo prometo llevarte
a dar una vuelta en bicicleta.

Max: Es que no tengo hambre.

Tn: ¡No me obligues a mandarte
a la casa embrujada! -Intente persuadir-

Max: De hecho, ahora la casa
embrujada está muy bonita -Lo mire extrañada-

Haci que moví
un poco en el asiento para
espiar la casa por la ventana
de la cocina Mi hermano tenía razón, estaba bien arreglada ahora,
bueno no era para menos, se
encontraba habitada.

Volviendo a la excusa de la
bicicleta, logre que Max
comiera al menos dos
bocados.

Al mediodía, cuando el sol
pegaba más fuerte y el frío
disminuía unos grados, me
encamine al garaje con mi
hermano y sacamos su bici
para que anduviera.

Tn: Anda de esquina a esquina, y
ten cuidado -Advertí antes de que empezara a pedalear-

Me aburrí mirando como
pasaba frente a mí a cada
rato, pero debía quedarme
ahí porque mamá no lo deja
andar solo.

Dejando mi vista en un
punto fijo, me perdí en mis
pensamientos. Estaba tan
despistada que solo al
pasar diez minutos me di
cuenta que mi hermano
aun no volvía de la esquina
izquierda. Comenzando a
preocuparme, camine algo
apurada hasta allí, y no
estaba. Luego camine hasta
la otra esquina y tampoco
se encontraba alli. Cuando
el sentimiento de angustia
empezó a latir en mi pecho, veo que la puerta de la casa
de Maira se abre y sale de
ahí. Me acerque a toda prisa
y me agache para quedar a su
altura.

Tn: ¡Max! Dónde se supone
que estabas? ¡Me dejaste muy
preocupada!... De dónde
sacaste eso? -Interrogue en cuanto vi que
llevaba un helado de limón
en su mano derecha-

Max: El me lo dio -Señalo inocente a la "casa
embrujada"-

En la puerta de
esta, se encontraba el raro
chico de anoche.

La angustia fue remplazada
rápidamente por furia
cuando vi en sus labios
una sonrisa burlona,
parecía estar disfrutando
de mi preocupación. Esos
intimidantes ojos parecían
que estaban haciéndome una
radiografia.

Tn: Vamos a casa Max -anuncie levantándome y
llevando a mi hermano por
los hombros-

Max: ¡Adiós Bill!

Se despidió este de aquel
odioso chico raro, Bill.

Mi vecino es un vampiro T.1 (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora