Los viajeros

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-! Oye bardo, canta las mareas rojas¡- , Grito un hombre moreno de grandes músculos y barba espesa que se hallaba sentado en la barra de la taberna mientras bebía.

-¡Si, tocad esa¡- Asintió otro hombre sentado en una de las mesas, seguido de mas hombres borrachos pidiendo a gritos al bardo.

-Cuando el sol cayo la marea subió- Comenzó el bardo -y bajo el cielo apareció- los hombres en el bar se unieron al canto siguiendo el ritmo de los músicos.

-¡Caerán como lo hicieron la ultima vez¡- Comento el hombre barbudo a una persona de pelo grisáceo  que tenia sentada al lado, hablando lo suficientemente alto como para hacerse oír entre los gritos que inundaban el lugar.

-¡Acabare con una veintena yo solo, ya verás¡- respondió la persona entre carcajadas.

-¡Sirvan mas cerveza, oye mesero, destapa aquel barril de allá¡- Se escucho el grito de otro hombre.

Mientras los hombres bebían y cantaban la puerta de la taberna se abrió. Una muchacha de mediana estatura, delgada y de un cabello marón rojizo que le llegaba hasta por encima de las rodillas  entró y sin prestar atención a las obscenidades e intentos de cortejo que le llegaban desde las mesas cercanas caminó hacia una mesa luego de echar una pequeña mirada en dirección al fondo de la taberna.

Camino a zancadas y se detuvo frente a una mesa en la que había un hombre sentado jugueteando con una moneda de bronce.
–Hermana- dijo el hombre dirigiendo su mirada hacia ella.

-Has encontrado una buena ubicación eh- dijo sin alzar mucho la voz mientras se sentaba frente al hombre. –Por supuesto, mientras más alejado estés de la barra menos ruido habrá, esa es la norma general en este tipo de tabernas- respondió el hombre aun con la moneda en la mano.

-y bien, Anelisse, ¿has podido recabar información sobre lo que está sucediendo?- continuo el hombre.

-La suficiente para preocuparme, he escuchado cosas que serian mejor no comentar en este lugar, pero si la información es verdadera será mejor que abandonemos esta ciudad lo más pronto posible- Dijo Anelisse inclinándose sobre la mesa para que su hermano la escuchara sin tener que alzar la voz.

-Y al amanecer, la luna desapareció y el mar de rojo se tiño-  Finalizó el bardo
Los gritos de valor de  los hombres borrachos inundaron nuevamente el lugar haciendo imposible escuchar algo que no fueran sus voces.

-¡Cantadla desde el principio, bardo¡- grito un hombre

-¡No. Ahora canta Los vientos vencidos ¡- Respondió un hombre distinto antes de que otra docena pidiera a gritos cantar al bardo una u otra canción.  El bardo empezó a cantar mientras tocaba el Laud –Los rocíos caían caían rozando su rostro, la doncella bajo la tormenta corría- Canto el bardo.

-¡¿Qué es esa porquería?!- Pregunto indignado un hombre mientras golpeaba el jarro con cerveza contra la mesa.

-¡No quieras cargarte el ambiente, bardo estúpido¡- Espeto otro hombre .

-¿La doncella bajo la lluvia eh?, ciertamente esta fuera de ambiente- comento  Anelisse.

El bardo siguió cantando ignorando las quejas de quienes lo escuchaban. –¡Esa melodía tan siniestra¡ ¿De qué lado estas, bardo?-  Grito un hombre sentado en una de las mesas más cercanas al bardo. –Yo en ninguno en especial, ya sabes, soy solo un bardo- respondió el bardo dejando de cantar, mostrando interés hacia el comentario del hombre. –Me alegra que hayas advertido mi dulce melodía- continuo el bardo.

-¡Ya me quitaste la emoción!, ¡Bardo estúpido!- Espeto uno de los hombres sentados en la barra mientras golpeaba la el mostrador de madera con el puño, –yo me largo- dijo el hombre levantándose de la silla.

-Sabes, un buen bardo debe encontrar su propio estilo y adaptarse a los tiempos que corren si quiere resaltar- Comento el bardo al hombre de la mesa cercana ignorando los insultos que le llegaban de todas las direcciones.

-Pues vaya estilo el tuyo, ¡Tu melodía es  triste en contraste con mi feliz vida como soldado!- Comento el hombre mientras reía a carcajadas y sostenía un jarro de cerveza en su mano. Los hombres pasaron de lanzar insultos a reír a ruidosamente mientras lanzaban comentarios como “-¡Feliz soy ahora y feliz y rico seré cuando acabe la guerra!-.

-Felices sois ahora y cuando acabe la guerra tal vez ni viváis- continuo el bardo, -Un bardo debe adaptarse a los tiempos que corren y también a los que vendrán, mi melodía es oscura como los tiempos que se acercan, tan oscura como el futuro de vuestro reino si os tomáis a la ligera a vuestro enemigo- finalizo el bardo antes de empezar a tocar nuevamente.

-Ese bardo tiene razón- comento Anelisse a su hermano –parece saber cosas, podríamos interrogarlo pero…-

Una melodía oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora