parte única.

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"No comprendo cómo alguien con una personalidad como la de Shoyo-kun esté interesado en un misántropo y pesimista como Omi-san".
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Una cosa que todos aprendían sobre Sakusa Kiyoomi con bastante rapidez era que no se lo tocaba.

No tuvo que decirle explícitamente a su nuevo equipo que tocarlo lo hacía sentir incómodo, y sospechaba que alguien había jugado un papel importante en eso.

No era exactamente bueno con las personas, por lo que tenía sentido, realmente, que alguien se diera cuenta primero.

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Sakusa odiaba a Bokuto. Él lo odiaba, casi tanto como odiaba a Miya.

«Cállense, cállense».

(En realidad no los odiaba tanto, pero sí deseaba asesinarlos cada vez que invadían su espacio personal o intentaban hacer la mierda más estúpida frente a él).

Sakusa tenía un nombre para el sentimiento: hafefobia, que tal vez estaba ligada a su misofobia, según su terapeuta. Lo que sea, aquel nuevo conocimiento no ayudó en absoluto cuando el autocontrol de un despistado Hinata comenzó a deslizarse a los pocos días de haberse unido a los Black Jackals.

Honestamente, el hecho de que Hinata lograra aguantar tanto tiempo sin tocar a Sakusa fue bastante impactante.

(El ridículamente ruidoso y táctil Hinata Shoyo con su piel suave y su simpatía casi enceguecedora, incluso con las personas a las que se refería repetidamente como sus rivales. Tonto, tonto, hermoso Hinata).

Sin embargo, lo peor, absolutamente lo peor, fue la mirada de suficiencia en el rostro de Bokuto cuando fue él quién le señaló todo a un Sakusa comprensiblemente, muy confundido, porque Bokuto apenas percibía algo más allá de sus narices.

A Bokuto, sin embargo, no le importó en lo más mínimo que básicamente le haya dado la vuelta a todo lo que Sakusa creía saber sobre sí mismo.

─Es simplemente extraño, Omi-Omi ─comenzó, después de un rato, con un suspiro de falso sufrimiento─, que el toque de todos los demás te hace sentir incómodo, mientras que ni siquiera pareces darte cuenta cuando Shoyo-kun te toca.

Sakusa, normalmente el más callado del grupo, decidió abrazar a su Hinata interior (y vaya, está bien, la idea de abrazar a Hinata era... No, no, no, basta, eso estaba tan mal). Lanzó un balbuceo impresionante de tonterías, tartamudeando a través de una serie de negaciones a medias y refutaciones aterrorizadas mientras salía del vestuario, dejando a Bokuto riéndose atrás.

Bokuto estaba equivocado.

Bokuto estaba tan equivocado.

¿No era así?

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Bokuto no se equivocó y Sakusa quería asesinarlo por eso.

Caminaba de un lado a otro a lo largo de su habitación, observando las últimas semanas como una mala película en su mente.

Sakusa siempre, siempre, había sido completamente consciente de otras personas y su proximidad a él; era una especie de necesidad cuando evitar el contacto se convirtió en una segunda naturaleza. Podía caminar por una calle o un pasillo lleno de gente e instintivamente apartarse del camino de la masa de cuerpos sin problemas y, sin embargo, de alguna manera Hinata había estado dando pequeños (y largos) toques aquí y allá con mayor frecuencia durante semanas enteras, y Sakusa no había notado nada, ni reaccionando sangrientamente.

 ̶d̶o̶n̶'̶t̶ ̶ touch me ─𝗼𝗺𝗶𝗵𝗶𝗻𝗮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora