Rojo y Celeste hacen Morado

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El timbre que marcaba el inicio de las clases resonó por toda la escuela, haciendo que Reki se despertara con un sobresalto y mirara a su alrededor durante unos segundos antes de comprender su situación.

Estaba sentado en la esquina izquierda del salón en la última fila, puesto del que se venía apropiando exitosamente durante los últimos dos años. Le gustaba estar ahí, los profesores a duras penas lo veían así que era poco probable que le preguntaran o lo regañaran por no estar prestando atención. Porque él nunca estaba prestando atención.

Cuando tenía unos nueve años, le diagnosticaron trastorno de déficit de atención con hiperactividad, lo que para él significaba que no podía mantener su atención fijada en una cosa ni quedarse quieto mucho tiempo. Había pequeñas excepciones a esto, por ejemplo, si estaba teniendo un episodio depresivo era casi imposible sacarlo de su cuarto, o si tenía los suficientes estímulos a su alrededor podía ser capaz de mantenerse centrado en una tarea durante media hora. Era algo con lo que aprendió a vivir, y no le parecía que lo hiciera particularmente diferente de los demás, aunque sus compañeros no pensaban igual.

Porque él era Reki Kyan, el rarito de la clase al que le gustaba el skate, que siempre estaba dibujando y se iba a almorzar solo al techo todos los días.

Se supondría que un chico bromista y alegre como él, que además hacía skate y dibujaba, tenía a un montón de chicas detrás, pero en realidad no. Porque, según las chicas, era estúpido. Tal vez lo era, la verdad. Nunca fue de sacarse buenas notas.

Como sea, se desperezó en su asiento mientras sus compañeros empezaban a entrar y rebuscó entre sus cosas su cuaderno de dibujo. La tapa había sido negra en el pasado, pero después de pasar tanto tiempo en las manos de Reki, se había llenado de stickers y manchas de pintura, papeles sueltos asomando sus puntas entre las páginas y un encuadernado muy maltratado por el uso intensivo que el pelirrojo le daba. Cuando lo abrías, te encontrabas con un montón de dibujos relacionados con el skate. Sucesiones de movimiento para trucos, diseños de tablas y retratos de skaters famosos.; todos en diferentes técnicas porque el hiperactivo de Reki no estaba para comprarse un cuaderno para acuarelas, otro para marcadores, otro para acrílico. 

No. Todo en uno, ocupando ambas planas de cada página.

Al menos no pecaba de desperdiciador.

Ya se había puesto un audífono en la oreja izquierda cuando oyó un revuelo más ruidoso de lo normal, así que levantó la cabeza y vio que el maestro Ikinomura estaba parado frente a la clase con un chico desconocido a su lado.

Tenía el cabello celeste al igual que los ojos, piel perfecta sin ni un grano o marca, era bastante alto y delgado y tenía una expresión neutral en el rostro. 

-Chicos- llamó el profesor- Hoy se unirá a la clase un nuevo estudiante que viene de Canadá.

Una brisa de murmullos femeninos se escucharon en el salón y Reki puso los ojos en blanco.

-Preséntate- indicó Ikinomura con una sonrisa amable.

-Me llamo Langa Hasegawa- dijo el chico mirando al frente, aunque a nadie en particular.

Silencio.

-¿Quieres decir algo más?

-Soy de Canadá.

Esta vez lo que se escucharon fueron risas masculinas poco disimuladas a las que Reki se sumó. Dios, ese chico realmente era estúpido.

-¿Con eso basta?- preguntó Hasegawa al maestro.

-S-Si, ve a sentarte en algún asiento libre.

Había tres pupitres vacíos en el salón; uno al centro de la segunda fila entremedio de dos amigas que se la pasaban pasándose notitas entre si, otro junto a la pared en la tercera justo al lado de la chica más bonita del curso, y el que estaba a la derecha de Reki en la cuarta. 

Rojo y Celeste hacen Morado ~ |Renga|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora