Extra: Beso Francés

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Lentamente, volvió a separarse de su novia.
 
—Ahora los otros diez. —Tzuyu rió.
 
—Me dijiste lo mismo cuando llevábamos quince, Sana. —La mayor puchereó.
 
—Yo te dije que me debías treinta y cinco.
 
—Me dijiste que te debía solo cinco porque no paré de besarte toda esta semana. —Recordó y el puchero de la pelirosa aumentó.
 
—¿Acaso no ves que solo quiero besarte un rato más? —Cuestionó, abrazando a la castaña aún sentada encima de ella, con un tono de voz tierno intentando sonar triste.
 
Tzuyu rió y tomó el rostro de la mayor para darle otro beso.
 
Cuando Tzuyu se separó, Sana inmediatamente volvió a juntar ambos labios. Tzuyu soltó una pequeña sonrisa y continuó.
 
Un par de segundos más jugueteando suavemente entre sus labios y se separaron.
 
—Te amo. —Tzuyu soltó inmediatamente y Sana sintió su corazón palpitar frenéticamente al oírla.

—Y yo a ti. —Apoyó su cabeza en el hombro de la menor. Respirando suavemente para recuperar el aliento que aquellos besos le habían quitado.
 
Era así, cada semana, Sana contaba la cantidad de besos que Tzuyu no había podido darle para saciar esa deuda al final de la semana, en una pequeña pijamada sea en casa de una o de la otra, dónde solo se encierran a besarse hasta el cansancio con un poco de música de fondo cuando era temprano para que los padres de ninguna sospechen.
 
Sana estaba segura, los labios de Tzuyu eran alguna clase de droga, una que no debería de ser legal por lo adictiva que era. Sentía como si la castaña siempre le gritara un "bésame" sin hacerlo realmente.
 
Desde que se habían vuelto novias su relación se resumía en besos, besos, mimos, citas, besos y muchísimos más besos.
 
Estaba segura que la deuda completa que tenía de más de doscientos besos, ya Tzuyu la había saldado hace tiempo, pero aún así quería más.
 
Abrazó el cuello de la castaña, enterrando su rostro en este.
 
—¿No te puedes quedar todos los días? —Murmuró en un tono de decepción. Las manos de Tzuyu acariciaron con cariño su espalda y una de ellas subió hasta acariciar el largo cabello de su novia.

—Son las once de la noche, debimos habernos dormido hace dos horas. ¿Crees que estaríamos bien viviendo juntas así? —Una pequeña sonrisa. Sana empezó a dar pequeños besos en su cuello—. Llevamos poco tiempo saliendo y somos menores de edad, no podemos pensar mucho ese tipo de cosas.
 
—De pequeñas siempre decíamos que nos íbamos a mudar juntas, ¿Lo recuerdas? —Pequeñas sonrisas nostalgicas ante aquello.
 
—Decias siempre que vivirás a base de mi comida y que nunca cocinarás tu.
 
—Una vez quemé palomitas de microondas, Tzuyu. No puedes esperar a que sea una buena chef. —Ambas rieron.
 
—Yo puedo enseñarte poco a poco.
 
Sana soltó una sonrisa boba. —Si eres tú mi maestra, puedo volverme una Chef profesional y aún así seguiría pidiéndote clases. —Ambas rieron.
 
Un pequeño silencio cómodo dónde Sana disfrutaba las pequeñas y tiernas caricias que su novia le otorgaba en su cabeza.
 
—Tzuyu —Llamó con los ojos cerrados—, ¿Y si me das las buenas noches con un beso francés?
 
Calor subió a las mejillas de la castaña.
 
—¿B-Beso francés? —Sana asintió y miró de frente a su novia.

—Ya sabes, un beso con lengua. —Una pequeña sonrisa mientras tomaba el rostro de la menor con sus manos, pegando la mirada a sus labios. Aquel rojo llegó hasta las orejas de la más alta.
 
—¿T-Tu... Quieres hacer eso? —Cuestionó temblorosa.
 
—Tranquila —Una sonrisa—, si tú no lo quieres no te voy a obligar ni nada de eso.
 
—O sea, ¿Si quieres? —Sana negó divertida y plantó un pequeño pico en los labios de su novia.
 
—Si, pero no te voy a hacer dármelo por capricho —Otro beso—. Vamos a dormir, ¿Si?
 
—Está bien...
 
Ambas se acomodaron y acurrucaron juntas. Dándose otra pequeña sesión de besos antes de caer dormidas.
 
Sin embargo por la mente de Tzuyu seguía pensando lo mismo.
 
Un beso francés...

𝟐𝟏 𝐁𝐞𝐬𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora