Onemine

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El primer día de escuela es importante para muchos estudiantes ya que es una nueva oportunidad para entablar amistades ó hacer el ridículo de gran manera para ser la burla del salón. Para nuestra suerte no se vive el primer día de clases y nuestra protagonista no es alguien temerosa de la sociedad. Esta historia comienza no con alguien que no sabe comunicarse si no todo lo contrario, alguien destacable que sin quererlo va robar la historia de alguien más y todo comienza en una mañana de Japón, en una casa de clase media.

- Ya casi es hora de irme mamá, ¿Necesitas que te ayude en algo más? - preguntó la joven estudiante con un tono agradable.

- Para nada hija, me gustaría que te preocupes un poco más por ti - su madre se acercó a ella - me encanta que tengas un enorme corazón y lo uses para ayudar a los demás, pero debes recordar que ante todo tus necesidades son prioridad - le dió un tierno abrazo a su hija - ya sabes se vienen muchas responsabilidades para ti, también algunos detalles menores como encontrar pareja, entre otras cosas de adolescentes -.

- No te preocupes por mí mamá, se priorizar lo importante y buscar un novio no es algo que sea relevante para mí -  una sonrisa se formo en su rostro mientras veía a su madre - recuerda que mi escuela no es muy normal que digamos, todos mis compañeros son especiales de algún modo ya sea en actitud o habilidad y eso muchas veces se distorsiona en cosas muy turbias, por primera vez me siento normal en un salón de clasea... conseguir un chico sería algo muy interesante aunque demasiado agotador -.

- Bueno, confiare en ti solo recuerda disfrutar de esta etapa - finalizo su madre.

De camino a la escuela Onemine no pudo evitar pensar en las palabras de su madre, tal vez si debía preocuparse un poco más en ella misma, aunque ¿Qué tan grave sería preocuparse demasiado por los demás? Se preguntó la joven así misma. Para su suerte la respuesta llego rápidamente al ver a Tadano.

El presidente de su clase siempre estaba ocupado con el trabajo de los demás justo como ella solía hacer, solo que Tadano en verdad lo llevaba al extremo. En esta ocasión cargaba una enorme cantidad de papeles los cuales llevaba hacía la dirección escolar.

- ¡Tadano! - grito Onemine para llamar la atención del joven - déjame ayudarte con eso -.

- ¿Qué necesitas? - preguntó algo abrumado por el trabajo.

- Necesito verte menos cansado compañero, déjame ayudarte con todo este trabajo - luego de decirle eso tomo la mitad de los papeles - vamos, así será más fácil -.

- ¿Lo dices enserio? - preguntó incrédulo el joven Tadano.

- Por supuesto, no puedo mirar para otro lado mientras tú trabajas mucho, mi corazón no me lo permite - respondió de cierto modo tierno.

- Eres la persona más dulce que he conocido - dijo al borde del llanto, pues ese acto de compasión humana era lo más dulce que uno de sus compañeros había hecho por él.

- G-gracias - dijo con un leve sonrojo, era la primera vez que alguien en verdad estaba agradecido de corazón por recibir su ayuda, más aún para ella era raro recibir un elogió, aunque sabía manejarlo - y dime Tadano, ¿Qué te gusta hacer cuando no eres el esclavo personal de la clase? - preguntó en un tono burlón.

- ¿Piensas eso de mí? - preguntó con cierta preocupación - digo, pues ya sabes leer mangas, ver peliculas y últimamente me agrada ayudar a los demás - dijo con una sonrisa.

Al fin ambos comenzaron a entablar una conversación fluida entre dos nuevos amigos y de regreso al salón su conversación no hizo más que mejorar.

- De ahora en adelante trataré de ayudarte siempre que pueda Tadano, y no se, tal vez podríamos ver animes - propuso la joven con entusiasmo.

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