Reto 2

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El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. El calor sofocante había sido sustituido por la penetrante mirada invisible de las criaturas nocturnas y desconocidas que lo acechaban en la oscuridad.

El hombre, con las pocas fuerzas que le quedaban, se asomó por uno de los bordes de la canoa. El agua del lago seguía en la completa calma, y ya no lograba divisar los remos que había lanzado a causa de la desesperación.

Era la calma lo que le había llevado a ese estado. Cuando estás en medio de un lago, tienes la sensación de que no te mueves, hasta que ves el correr del agua y notas la presión que ejerce la misma sobre los remos; sin embargo, ni tan siquiera remando con todas sus fuerzas había conseguido romper aquella calma. La canoa llevaba un día entero sin moverse ni un milímetro.

Y aquellos ojos invisibles pegados a su nuca hacían de aquella situación una tortura. Era una noche sin luna; en poco tiempo la oscuridad lo engulló todo. El hombre no llegaba a verse ni su propia mano de cerca. Decidió volver a hundirse en la canoa y dormir, deseando que la luz de la mañana trajera algo de corriente.

Sin embargo, el día nunca llegó. La noche sin luna parecía durar horas, incluso días, hasta que le parecieron semanas. El hombre dejó de sentir el hambre y la sed que tanto lo habían atormentado días atrás. Lo único que sentía era la mirada, que parecía vigilarlo todo el tiempo. Pero, ¿de dónde venía? A su alrededor solo había agua.

Cuando decidió lanzarse al agua había perdido la cuenta del tiempo que llevaba allí. Se quedó un rato de pie en el borde de la canoa observando la oscuridad que estaba a punto de engullirlo. Prefería eso a seguir en aquella calma.

Cayó al agua sin hacer apenas ruido y, por instinto de supervivencia, sacó la cabeza a la superficie. El sol había comenzado a salir, dejando entrever sus primeros rayos. ¿Acaso una sola noche se le había hecho eterna? Puso un brazo sobre la canoa, y entonces volvió la mirada; pero esta vez venía acompañada de algo más, de la corriente del agua. Antes de poder siquiera reaccionar, algo se enredó en sus piernas y lo arrastró a las profundidades del lago.

Retos de escritura 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora