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Cada día la nieve parece no dejar rastro de su llegada, finalmente la primavera está haciendo su trabajo, y tran un largo invierno un regordete conejito se abre paso en el espeso bosque con una cesta llena de comida para aprovechar el lindo día que le pinta el cielo.
Jungkook podría asegurar orgulloso que ha pasado otra ivernacion con total éxito, como el punto quizá más obvio, no había sido devorado por ningún depredador hambriento. El conejito se había encargado de cubrir totalmente su hogar para no desprender ningún olor que llamase la atención de algún zorro y lobo, como segundo punto importante, había hecho un grandioso trabajo de engorde para mantenerse en calor.
Técnicamente el instinto animal de los conejos los hace engordar por ser un animal de presa, pero Jungkook ha aprendido a usarlo a su favor como un gusto culposo personal.
Así que aquí lo tienen, sentado en una manta de cuadros rojos deboranto una tarta de queso y un poco de pan con miel en medio del bosque. Jungkook quizá podría ser un pequeño glotón descarado de vez en cuando, solo cuando realmente sentía la necesidad por su propio instinto, cosa que había desarrollado a disfrutar por su propia cuenta, no había momento más feliz para el regordete conejito que estar llenando su barriga en expansión.
Las hogasas de pan salían y salían de la cesta la regordeta mano del conejito entraba y salía con frecuencia de está, sacando más y más comida, metiéndose un puño de galletas a la boca o un pedazo de tarta de queso con deliciosas zarzamoras, Jungkook se frotaba la enorme barriga aún blanda bajo sus ropas.
Mientras tanto el sonido de los arbustos sacudiendo sus hojas ante el aide desprenden su melodía, Jungkook está demasiado entretenido en su almuerzo para prestar atención a su entorno, las ramas partiendo se bajó las patas acojinadas rompen el silencio, el avanza, lo persigue con la mirada rondando a sus espaldas, solo una pequeña bola peluda descortés que ni siquiera presta atención a su nuevo invitado deboranto como un animal, pero no realmente un conejo, sino como un cerdo... Finalmente pasa a sigilas tras el árbol y clava sus ojos ámbar en el regordete conejito que se sigue atiborrando.
El conejito unta mantequilla en su trozo de pan, un poco de malvaviscos, chocolate y zarzamoras lo acompañan directo a su boca como el sándwich perfecto de los cuál arma otros dos. Chupa sus dedos sin desperdiciar un poco de su almuerzo yendo directo a buscar más pan para su siguiente sandwich cuando su regordeta mano toca el fondo de la cesta vacía.
Su pequeño tarro de miel y la última porción de tarta que se lleva a la boca es lo último que le queda, Jungkook aún tiene hambre, pero se le han acabado las provisiones. Ansioso mueve su cola por la desesperación, su barriga se ha plantado al suelo por lo que no desea levantarse en busca de más comida, está lleno, pero aún tiene hambre, Jungkook ama la miel, por eso decide meter su regordeta mano al tarro y empezar a cavar hasta tragar la espesa cobertura dorada.
El menor gime por la dulzura mientras las gotas de derraman lentamente en sus mejillas y manos, no se detiene, solo sigue tomando más y más, el tarro no parece acabarse pues el conejito sigue lamiendo su mano hambriento, comienza a sentirse lleno, con su mano acolchonada busca liberar espacio frotando su gruesa barriga, suelta un eructo entre gemidos suaves, su estómago comienza a hincharse mientras sigue metiendo miel a sus labios pegajosos.
