Capitulo Uno

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The Sick Rose
O Rose, thou art sick!
The invisible worm
That flies in the night,
In the howling storm,
Has found out thy bed
Of crimson joy:
And his dark secret love
Does thy life destroy.
-William Bales

Claudia llegó a la ciudad de Nueva York deprimida - se encontraba atrapada entre amar el lugar ofreciéndole nuevas oportunidades, frustrada por dejar todo en su hogar para empezar desde cero. Como una estudiante carismática, Claudia se encontró con el programa de teatro en la Columbia University en la ciudad de Nueva York. Los programas de Teatro AMF se acentúan en actuación, dirección, dramaturgia, dramaturgia, dirección de escena y dirección del teatro. La producción buscan estudiantes talentosos con la visión de convertirse en actores extraordinarios, pretendiendo formar artistas de teatro para cumplir ese papel leal en la sociedad actual. Los estudiantes interactúan con los creadores actual, productores y aquellos importantes personases tomando parte adquiriendo disciplinas enraizadas profundamente en los clásicos. Se diversifican en nuevas formas y explorar la vanguardia del arte teatral. Esto ayudo elevar la conciencia de Claudia más allá de sus sueños asimilacionistas, provocando pasión para el teatro.

Claudia era una mujer elegante con un gran futuro. Su extravagante pelo castaño caía sobre su espalda al igual a una cascada. Tenía una tierna mirada cálida brillante, capaz de alumbrar la noche más oscura, a la vez más sabios que una calculadora. Su cuerpo poseía generosas curvas que a cualquier hombre le gustaría rozar sus manos. En medio de todo, la joven se enamoro de una hermosa personalidad adueñada de el joven más atractivo y elegante que ha conocido.

Después de dos años, Claudia estaba comprometida para casarse con John.

La desilusión y tristes realidades siguieron su matrimonio precoz - En realidad todavía estaban encontrando sus caminos en la edad adulta. Claudia era una mujer de voz suave; nunca alzó la voz en situaciones cales necesitaban ser asentadas. No levanto la mano a su esposo a pesar de su personalidad cambiante. John se volvió más exigente. El escondido carácter violento empeoro al pasar los días. Cuando Claudia comenzó a bajar de la neblina de amor, empezó a percibir las misma cualidades que hacían a John atractivo quien él era en realidad. El comportamiento de su amado se agravó con el uso de las drogas y alcoholismo. Claudia vivió en un mundo de fantasías similar a muchas mujeres en busca de ser aceptadas o recibir tan solo una sonrisa de aprecio. La joven comenzó a tener relaciones más íntimas con John, motivada a hacer algunos cambios, aun así, la adicción empeoró. Tuvieron un hijo, pensó eso será la motivación a que John haga cambios en su personalidad. El dolor mental y emocional se hizo más intenso a medida de pasar el tiempo.

Una noche todo se fue hacia adelante, John llegó a la casa ordenándole a Claudia que valla a conocer a sus amigos. Sus gritos amenazaron con despertar a el pequeño Stiles, por lo tanto lo trató de callar. El siguió gritando moviéndose hacia ella. Los dos estuvieron cara a cara, el gritando y ella suplicando a que bajara la voz. Desvergonzadamente, John apretó la parte posterior de su cuello con la mano derecha, el hombro con su mano libre tirándola hacia abajo. Ella callo a el suelo en su camiseta negra y pantalones de chandal grises, aturdida, aun no completamente sorprendía por la reacción explosiva. La agarro por el pelo para arrastrarla a la cocina. La golpeo en la cabeza y pecho, tratando de mover sus brazos los cuales cubrían defensivamente su cabeza. Ella gritó sin temor, pateo rascándole las manos del hombre, mientras él la arrastraba por el suelo.

¿Es una mujer capaz de amar tanto a alguien, al mismo tiempo doler en lo profundo del alma? Claudia desnudo corazón antes John a pesar que ojos ciegos lo vieron. John la rechazó humillándola frente a sus amigos de trabajo, pero ella lo siguió amando, buscándolo, consintiéndolo. El nudo en la garganta apretó mas al admitir la infelicidad del presente y futuro. Sentía su alma cayéndose a los pies.

John era muy fuerte, muy determinado, estaba drogado. La cabeza de Claudia golpeo contra el mostrador el que finalmente John soltó su pelo. Una vez más le ordenó salir a saludar a sus amigos. Se inclinó hacia ella con una mirada despectiva en su rostro. No debería ser sido esa cara. Podría haber sido esa mirada o el abuso de la escalada y la frustración acumulada en la vida caótica que estaba creando para ella y su hijo. Algo le dio fuerza para levantarse desde el suelo y agarrar el cuchillo sentado en el fregadero, burlándose de la situación. Señaló la hoja del cuchillo a su garganta, ojos encontrándose con los del otro hombre. Los de el tenían un brillo malevolente para desafiarla. Claudia sonrío perversamente; así hizo su promesa -Si intentas esto de nuevo, voy a matarte.

Esta era una sonrisa fría, no era ella. John de repente recuperó su sobriedad. Salió de la cocina lentamente, sin apartar su mirada de los ojos de los de ella, su cara manchada de lagrimas. Su mirada implacable. No hablaron durante el resto de la noche.

La siguiente mañana Stiles se encontraba en la mesa de la cocina con su amigo, Isaac. Era tímido; parecía escoger sus acciones cuidadosamente con manos temblorosas. Ambos jugarían un juego: Stiles soplaría directamente en la cara de Isaac, provocando risas histéricas en ambos lados. Ese era su ritual. Isaac siempre terminaba agarrándole la cara, causando a que Stiles huya, dando un poco de espacio para desafiarlo.

El grito lo sobresaltó, pero sus ojos son los que recuerda.

-Vete a tu habitación,- Llego la orden de su padre.

Miró a su padre totalmente confundió antes de cerrar la distancia rápidamente entre ellos.

Stiles se lanzó por las escaleras, todavía no seguro acerca de lo que hizo tan mal. Su mente corría en círculos, frenética de encontrar un lugar para ocultarse. Tratando de comprender por qué estaba en esta situación. Ni siquiera podía entender el significado de la mitad de las palabras usadas por su padre. Luchando contra el pánico, pateo la puerta para que los sonidos de su padre no entraran a su habitación. Stiles miró por un momento a la puerta cerrada, esperando a que su padre la abriera de golpe.

Stiles se sentó en medio de su habitación a la espera de su destino.

Él podía decir por los sonidos de los pasos que era su madre; eran más delicados y lentos.

-Hola pequeño, ¿puedo entrar?

Stiles ni siquiera levantó la mirada, se limitó a asentir con la cabeza lentamente. Su madre entro a la habitación con ninguna otra palabra. Lo recogió del suelo sentándose en la esquina de la cama. En ese momento Stiles empezó a sentirse seguro y toda su ansiedad en libertad.

-Papá está enojado conmigo?- preguntó con voz baja, mirada elevada.

-No, él te ama, yo te amo.- Claudia coloco la punta de sus dedos cuidadosamente debajo de la barbilla, levantándola para encontrar su mirada.

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