19. Cerca de la felicidad.

296K 12.8K 2.2K
                                    






Así que comencé a salir con él. Íbamos a cenar, al cine. Los domingos trotábamos por el parque, sí, yo, eso ya no me desagradaba como solía, aunque tampoco era mi hobby preferido. Salíamos a comer a diferentes lugares, algunas veces elegantes y otras veces a sitios urbanos y completamente informales. Conocía muy bien la ciudad, siempre encontraba algo que hacer. Veíamos obras, asistíamos a museos, a exposiciones o eventos de la empresa. En fin... nos acoplábamos sin problemas.

Me sentía bien a su lado, sonreía todo el tiempo, hablaba más con él que con cualquiera. Me aceptaba y me respetaba. No volvió a preguntar nada que no saliera por mi cuenta, aunque con el tiempo me fui abriendo. Con Santiago me sentía segura, algo que hacía años no sucedía. En el trabajo no descansábamos y nos gustaba estar al lado uno del otro, era como tener una ilusión por primera vez en años.

Mi cumpleaños fue en agosto, me llevó un gran arreglo de flores y comimos juntos en el que él sabía era mi restaurante favorito, a pesar de que teníamos muchísimo trabajo. No me sentía presionada, Santiago dejaba fluir las cosas y se iba adecuando a lo que yo podía ofrecerle. Me divertía a su lado, era tierno, paciente, considerado y muy guapo, ¿podía pedir más? Comenzaba a pensar que podría llegar a sentir algo más profundo por él.

Una noche de octubre, los dos seguíamos trabajando en los últimos detalles de un proyecto. Pedimos comida china para cenar, ya que no quedaba nada más abierto a esas horas, reíamos por alguna broma que él había dicho.

Estábamos muy cerca, casi hombro con hombro, cosa usual ahí, recargados en la gran mesa, intentando comer con los palillos chinos. No era mi especialidad. Se acercó más a mí. Tomó mi mano midiendo mi reacción y con exquisita ternura comenzó a mostrarme cómo agarrarlos, sentía su aliento muy cerca de mi mejilla, las manos comenzaron a sudarme.

Notó mi reacción y se puso serio. Miró mis labios con extrema atención y comenzó a romper la distancia lentamente. Me sentía petrificada, no me quité aun con el miedo que sentí. Poco a poco fue avanzando y cerré los ojos despacio. Enseguida sentí su roce; era agradable y lo hacía con cuidado, midiendo mi resistencia. No hubo estrellas, ni mariposas desbordadas en mi estómago, aun así, me gustó y lo seguí. Me acercó más a él tomándome delicadamente del cuello. Me sentía tan extraña, no había vuelto a besar a nadie después de él, era como si me estuviera traicionando a mí misma.

Se apartó de mí unos segundos después y me miró con los ojos llenos de deseo, sentía su aliento demasiado cerca, su respiración lenta.

-¿Te molestó? -lucía preocupado. Negué atónita por mi respuesta, era verdad, no me molestó, al contrario, me agradó. No era un beso como los que recordaba, sin embargo, lo prefería, no quería volver a sentir nada igual nunca. Algo diferente era perfecto-. Kyana... llevamos un tiempo saliendo y... tú sabes que me atraes, más de lo que me gustaría reconocer... no quiero presionarte... es solo que... ¿Me darías una oportunidad?... -sabía que pronto diría algo así, llevaba seis meses tras de mí, ya había aguantado bastante, me alejé un poco intentado poner distancia.

-Santiago, tú también... me gustas... pero... no deseo lastimarte... -sujetó mi mano y se la llevó sonriendo hasta su boca.

-No te preocupes por mí... sé muy bien lo que hago, sé que... hubo alguien que dejó una enorme huella dentro de ti... pero no me importa, ese es tu pasado, me gustaría ser tu futuro... Quiero hacerte feliz... sé que puedo... Te he visto abrirte conmigo de una forma diferente que con los demás, aunque he de confesarte que no tanto como me gustaría, sin embargo, sé que es cuestión de tiempo... Dame una oportunidad... no te defraudaré.

Me mordí el labio sintiendo mucho miedo, no quería herirlo, sabía que mi corazón jamás funcionaría como antes, pero tenía razón, debía intentarlo y quería hacerlo con él.

Muy profundo © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora