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Minho llegó agotado al departamento, notó que Jisung estaba en su habitación por lo que no molestó. Se preparó un sándwich y de paso a su cuarto escuchó sonidos en la habitación de su menor.

Él no tenía la necesidad de espiar, realmente no. Porque desde aquella vez, dos semanas atrás, que ambos se masturbaron juntos, volvió a pasar. Algo íntimo entre ellos, pero no les incomodaba. A Minho le agradaba mucho ver cómo Jisung pierde el control de sí mismo y se masturba tan locamente, muerde sus labios, los relame, entrecierra sus ojos o arruga la nariz. Todas esas veces que estuvieron juntos de esa manera, Minho se dedicó a observar al menor, después escapaba y se masturbaba solo, pero ahora Jisung estaba en su habitación, solo. Sin un vídeo ni nada que lo inspire, él estaba sólo disfrutándose a él mismo y Minho murió ahí mismo.

Con cuidado de no ser visto él se acomodó en la puerta y observó pacientemente los movimientos de Jisung, el cómo curvaba la muñeca al llegar arriba, cómo apretaba de más al subir y al bajar se relajaba. El movimiento era tan, hipnotizante. Minho se imaginó a él mismo haciéndole eso a Jisung.

Apretó las piernas cuando sintió la necesidad de tocarse y se obligó a aguantar más, él quiere ver más de Jisung disfrutando tan explícitamente.

Cerró los ojos al escuchar esos gemidos tan gloriosos pero se obligó a abrirlos para seguirlo viendo, sus ojos fueron enseguida a esos labios siendo mordidos y jadeó. Ama los labios de Jisung. Tan delgados pero esponjosos. Seguro deben saber deliciosos, se muere tanto por morderlos él mismo, por lamerlos y chuparlos. Cuando Han los muerde quedan tan rojos y se le antojan tanto.

No pudo resistir más y corrió a su habitación para aliviarse solo, se sentía miserable pero sabe que no puede pedirle ayuda a nadie más, Minho tiene que mantener su secreto bien guardado, nadie puede saber que él es precoz.

Precoz - Hanknow-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora