Mi identidad Falsa

2

parte 1

Harry había estado muy curioso, demasiado en realidad, por el hombre que había conocido durante su cena con Molly.

Sin duda era un hombre atractivo e inteligente. Y totalmente su tipo. Él tenía un gusto exigente en algunos hombres, y era bastante difícil que se fijará en alguien. Pero este hombre, Sherlock Holmes, llamaba su atención mucho más allá, y dios que lo deseaba.

Él había notado a Holmes escuchando la conversación desde un comienzo, pero no había comentado absolutamente nada, demasiado interesado en si se acercaría o solo escucharía de lejos. De todas formas no dijo nada demasiado revelador.

En un momento había creído que estaba enamorado de Molly, y por eso los escuchaba a escondidas, pero lo descarto de inmediato al notar su cercanía con el otro hombre, Watson, así que supuso que eran pareja, cosa que se desmintió una vez que John actuó claramente como si Sherlock fuera su amigo. Además de la distancia obvia que había entre ellos, que no habría en una pareja. La poca atención que le puso el Holmes cuando hablo con el mismo y el anillo de casado en el dedo anular de Watson.

Estaba claro que el tipo lo investigaría, siempre había alguien que lo veía demasiado sospechoso y este hombre lo había observado mucho, como si quisiera descubrir todos sus secretos (cosa que no era mentira) como para quedarse sin investigarlo. Así que una vez llego a su departamento, agarro una de sus computadoras, y comenzó a crearse su identidad, que no tardo más de una hora.

Ahora mismo, tal como les había dicho a sus tres nuevos conocidos, era Harrison Adrián Parker. Hijo de Melanie Porter y Charlus Parker, muertos el 31 de octubre de 1980, edad en la que él tenía un año. Después de allí se había ido a vivir con su tía Christine Johnson de soltera Porter, su esposo Gabe Johnson, y su gordo hijo Dudley Johnson. Había vivido 10 años en Gran Bretaña, en una parte bastante aislada (que luego él crearía con magia) y luego se habían ido a escocia. Donde vivieron hasta que Harry cumplió los 18 años, antes de que lo abandonaran y se fueran a américa, donde sufrieron un terrible accidente automovilístico, y murieron los 3.

Si, se acercaba muy levemente a la realidad.

Harry prefería las medias mentiras y medias verdades, eran más fáciles de sobrellevar que mentir completamente. Una mentira en su totalidad tiene sus fallas y podría ser descubierto. Y para ser honestos, no le agradaría morir a manos del gobierno siendo su rata de laboratorios. Le gustaba demasiado está nueva vida como para desperdiciarla así.

Suspiro para sí mismo, frotándose los ojos, antes de finalizar todo lo que tenía que ver con su identidad.

Había abierto una cuenta en un banco, donde deposito alrededor de 195000 galeones, lo que sería alrededor de 39000 libras, una fortuna bastante generosa que lo podría mantener por un buen tiempo. Aunque de todas formas no le vendría mal un trabajo.

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Sherlock era alguien que consideraba a la mayoría de las personas predecibles fáciles de predecir. Para el, todos eran transparentes. Pero no este chico, no. Harrison Parker era diferente, le había costado saber si lo que decía era verdadero o era falso.

Su tapadera era, por así decirlo, perfecta. Su sonrisa cortes no parecía muy genuina, pero el brillo de sus ojos si lo era. Parecía calculador, pero a la vez tenía aquella chispa de inocente, de que a veces no se daba cuenta de ciertas situaciones. Su ropa era cara, claramente. Él tenía mucha plata, pero a la vez era alguien simple que le gustaba lo simple, eso era lo que le decían esos jeans que llevaba, aunque ajustados y de marca.

El claramente se había interesado en el muchacho de cabellos alborotados, por lo que de inmediato comenzó a investigar sobre el cuándo llego a casa, y todo lo que encontró concordó terriblemente con lo que el chico había dicho.