Sinopsis:
Wishes planet es un mágico lugar lleno de lindos felinos, pero eso sí, no hay que confiarse mucho de ellos puesto que tienen un gran secreto oculto.
¡Pueden convertirse en humanos de gran corazón o en el peor de los casos, en grandes vill...
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¿Alguien sabe cómo las cosas pueden cambiar en menos de un minuto?
Yo tampoco, pero la cosa es que ahora estoy en control animal llenando un formulario donde reconozco a una mugrosa gata como mía, luego de estar desaparecida por una semana.
Lo que tiene que hacer uno para sacarse a una loca vestida de novia de encima.
45 minutos antes...
Todas las chicas desean que llegue el día de su boda. Todas esperan casarse algún día con la persona que aman.
Se maquillan, peinan y visten un hermoso vestido de novia, para entrar a la iglesia a recibir la bendición del sacerdote.
Todo parece perfecto, pero... ¿Será lo mismo para un hombre?
—¡Lyon, regresa! ¡No me puedes hacer esto, no seas cobarde!
Pues al parecer no era así.
Y es que cuando el padre hizo la pregunta de: ¿Aceptas por esposa a Jimena, para amarla y respetarla el resto de tus días? No pude responder que sí.
Al contrario, estoy corriendo cual cobarde soy.
—¡Lyon Duckel, regresa!
¿Acaso esta mujer pensaba seguirlo hasta la muerte?
—¡Gato, detente ahí!
Meow.
—¡Gato mugroso!
—¡Lyon..! —Qué persistencia, Dios.
—¡Ríndete Jimena, aunque me sigas, no me casaré contigo!
—¡Señor tenga cuida..!
Cuando Lyon trata de analizar la situación, es demasiado tarde, puesto que una bola de pelos se abalanzó contra él, provocando que cayera de espaldas al piso.
—Ahg, ¿Qué haces?
Meow.
—¿Joven, se encuentra bien? —le pregunto un señor regordete vestido de azul.
—Estoy bien, sólo... Me tomó por sorpresa.
Se pone de pie con la ayuda de un estudiante que iba pasando mientras ve como capturan al gato de gran pelaje blanco.
—¿La tienes Susan?
—Sí, señor.
—¡Lyon!
«Ay dios, debo escapar de ella» pensó. La pregunta era cómo.
—Muy bien amiguita, vámonos. Tu hora ha llegado.
«Me arrepentiré de esto, pero es la única manera» susurro antes de reclamar al gran gato blanco como suyo.
Y así señoras y señores es como nuestro antipático personaje llegó hasta este punto de la historia.
—Muy bien señor, eso sería todo.
—¿De verdad? —dijo con la voz entrecortada debido al sobre esfuerzo humano que hacía al tratar de mantener distancia con la gata que ya tenía entre sus brazos.
—Sí, solo procure ponerle esto —le entrega un collar. —Para saber que tiene dueño.
—De acuerdo, gracias.
Una vez se encuentran afuera, Lyon pone en el suelo a la bola de pelos.
Meow.
—No puedo creer que te cargará. Ahg.
Meow.
—Ni me mires, que, si no hubiera estado en peligro, ni siquiera te habría tomado en cuenta.
Meow.
—Y no me sigas, que no eres bienvenida a mi vida. Ahora sigue tu camino. Shu.
