5. Buenas amistades

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Nunca se había detenido a pensar, ¿Qué tan buenos eran sus demás amigos? Recientemente pasaba mucho tiempo con Kelly y eso era genial, pero Ty también tenía muchos otros amigos, propios del club de kickboxing, de algún otro club deportivo o de clases en general. Era un sábado común, los días que Ty utilizaba para vaguear y descansar, levantarse tarde, todas esas cosas.

Ya eran 10:30 de la mañana cuando se levantó de la cama, con el cabello un tanto desordenado y soñoliento, se estiró un poco y plantó sus pies descalzos en el piso de madera, caminando fuera de la habitación y dirigiéndose a la planta baja, donde saludó a su madre con una pequeña sonrisa, antes de sentir que alguien por detrás le revolvía el cabello, era su padre.

—¿Hoy no verás a Kelly? —preguntó Rose con una pequeña sonrisa.

—No... Dijo que hoy saldría con sus padres y además, Terry nos invitó a pasar el día en la alberca de su casa —dijo Ty sonriendo

—Oh, cierto, nos lo mencionaste ayer —recordó la madre de Tyler, antes de asentir —Bueno, supongo que no pueden estar todo el día pegados —añadió sonriendo

—Espero pronto conocer a ese tal Kelly del que tanto habla tu madre —dijo el padre de Ty, Liam Severide.

—Espero pronto poder traerlo un fin de semana —dijo Ty mientras se sentaban a desayunar por fin.

—Seguro es un chico muy agradable —dijo Liam sonriendo. Ciertamente Ty había salido bastante a su padre, su cabello castaño, los ojos verdes y las facciones finas pero masculinas.

—Te caerá muy bien, es bastante agradable —aseguró Tyler con una pequeña sonrisa.

El desayuno transcurrió con normalidad en la casa de los Severide, Ty pasó la mañana jugando algunos videojuegos y de más, antes de ver el reloj. 12:30. Debía estar en casa de su amigo a la 1:30, así que decidió dejar de jugar e irse a dar un baño, para luego elegir la ropa que llevaría, unos shorts rojos con líneas negras a los costados, una camiseta de tirantes negra y sandalias a juego, además de sus lentes de sol.

Se despidió de sus padres y tomó su auto, la casa de Terry estaba más arriba en las colinas, así que no Ty no tardó mucho en llegar. Terry era un chico miembro del club de fútbol americano, amigo de Tyler y un chico bastante agradable en general, aunque podía ser un poco tosco en su forma de actuar y decir las cosas, siendo catalogado como impertinente en muchas ocasiones, pero rara vez decía las cosas con malas intenciones.

—¡Miren quien llegó! —gritó Terry con entusiasmo, un chico de cabello rubio dorado y unos ojos que según muchas chicas eran hipnóticos gracias a su heterocromía, teniendo un ojo verde y el otro gris.

—Hola Terry —dijo Ty entrando a la casa, mientras el rubio le daba una palmada en la espalda.

—Ya hay algunos aquí, ven —dijo Terry tomando a Ty del brazo, haciendo que deje las frituras que compró en el camino en una mesa y finalmente lo llevó a la alberca —Ponte cómodo~

—Jeje gracias, lo haré —dijo Ty sacándose su camiseta y saludando a quienes ya estaban ahí.

—Hacía mucho que no te veía ni la sombra Ty —dijo una chica, una de las porristas de la escuela, su nombre era Kara, una chica atractiva y carismática, cabello castaño oscuro, ojos marrones y redondos, unos labios rosados y de aspecto suave, por no mencionar un cuerpo que algunas mujeres envidiarían. Y por sobre todo, ser una de las amigas de Ty desde que era pequeño.

—Oh bueno, últimamente estoy ayudando a un amigo con su coche después de la escuela, así que no tengo tanto tiempo libre como antes —dijo Ty sentándose a la orilla, metiendo sus pies en el agua con una pequeña sonrisa

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