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El sonido del carro real llegando a la entrada del palacio se hizo escuchar para todos los guardias que se encuentran en la entrada, que sin dudar se colocan rectos y presentables por la persona quien se encuentra en el carro, sin importar las bajas temperaturas por el invierno que azota el reino de Ingary.

Dentro del carro el pelinegro se acomoda el gran abrigo para resguardarse del frío, sabiendo bien que pronto comenzaría las tormentas de nieve. Agarró su maletín y bajo del carro, camina por las escaleras mientras les sonríe a los guardias. Hacía mucho tiempo que no había estado en el palacio, y verlo lo llena de calidez. Continúa subiendo hasta llegar a la entrada donde es recibido por algunos sirvientes, los cuales le quitaron el abrigo y avisaron que pronto le traerían un té caliente a su despacho.

El hechicero camino hasta su despacho, donde sólo deseaba poder sentarse y revisar los últimos pendientes, al finalizar solo darle los detalles a su majestad de lo ocurrido en algunas pequeñas ciudades del reino, como también de algunos pendientes secretos.

Estando en su despacho se dejó caer sobre la silla, frente al gran escritorio. Dejó descansar su espalda sobre el respaldo, pronto llegó un sirviente a dejarle el té y prender la chimenea para que el despacho puede mantenerse cálido durante su estancia ahí.

━━ Hechicero Jenkins ¿Desea algo más? ━━ pregunta el sirviente, el cual espera cualquier respuesta.

━━ Es todo, puede retirarse ━━ pide mientras hace un seña vaga de que se retire, mientras su mirada se fija en los papeles y cartas.

El sirviente se retira y en silencio Howl comienza a revisar los papeles y leer las cartas, de vez en cuando bebe un poco del té, solo se escucha en el despacho el sorbo, el movimiento de ojos y la leña siendo calcinada.

No era de negar que aquel hombre de preciosos ojos azules, ahora se encuentre sumamente cansado, pues durante 3 meses tuvo que irse de su hogar y del palacio, a las afueras del reino para arreglar los insistentes asuntos. No negaría que fue cansado tener que lidiar con eso, que tan grande debe ser el asunto que el propio hechicero de la corte real debió ir durante mucho tiempo.

Era un dolor de cabeza durante las noches, pues todo el mundo quería respuestas y que las cosas se solucionen de inmediato. Podía lidiar con las personas que estaban asustadas y que rápidamente comprendían que están haciendo todo lo posible para arreglarlo, pero no podía con esas personas que se encargaban de cuestionar todo. Lo único que lo mantenía en calma era poder leer las cartas de su amada, Idylla Jenkins.

Durante las noches antes de dormir en la pequeña cabaña, se disponía de leer las cartas hechas de a puño y letra de su amada esposa. La cual se dedicaba a contarle cualquier cosa para mantenerlo al tanto de las situaciones que suceden en casa. Como que ha tenido que lidiar de que su querida suegra, la señora James, ha venido a la residencia a quedarse unos días; no sólo ella, sino que también la señora Isabella. No podía dejar de imaginar como ambas mujeres vuelve loca a su esposa, al menos la señora Rut, ama de llaves de su hogar, se encargaba de ayudarla para poder lidiar con ellas.

Gira a ver al ventanal, donde con las cortinas ligeramente abiertas se puede apreciar como la nieve cae y es tomada por el viento. Espera que la tormenta no afectará el viaje de regreso a casa o al menos que está ni ocurriera. Vuelve a girar su rostro para apreciar la pared donde en ella cuelga un hermoso retrato de nada más y nada menos de que su amada. En dicho retrato está Idylla donde sólo se ve hasta la parte de su busto, posando mientras mira de frente con una cálida sonrisa.

The Curse of the Past ; Howl Jenkins Pendragon #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora