capítulo uno

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Atsumu Miya es una persona energética y alegre pero hoy estaba agotado. Tras un largo día de entrenamiento sin la compañía de Omi, el día había sido aburrido. Su novio ya estaba esperándolo en casa pues había salido a visitar a su madre.

- Estoy en casa -dijo casi en un susurro mientras se quitaba sus zapatos en la entrada y colgando su mochila.

La casa estaba en completo silencio pero al verlo dormido en el sofá con una pequeña manta decidió no hacer ruido. Se acercó al sofá y se puso de rodillas para estar a la altura, su rostro estaba relajado, parece que llevaba horas durmiendo.

- Amor... Omi, tomemos una ducha, sí? -Atsumu realmente no estaba acostumbrado a pasar un día completo sin él y eso había acabado con sus ánimos.

Lo mismo pasó cuando dejó su casa para comenzar a vivir con su novio. Toda la vida su hermano fue su única y más fiel compañía y dejar la rutina, dejarlo a él hacer también su propia vida fue un cambio doloroso para Atsumu, realmente extrañaba a su hermano y un notable cambio de actitud fue lo que alarmó a Sakusa. Se veía triste y distraído cuando estaban en casa.
Osamu se enteró y calmó a su hermano, le explicó que era algo normal, lo visitaría y se seguirían llamando todos los días.

- Déjame dormir, Atsumu - Sakusa se giró para seguir durmiendo.

Atsumu no emitió ningún sonido y se levantó del suelo. También entendía a su novio, debía estar cansado tras estar todo el día fuera con su madre pero realmente lo extrañaba. Trató de aguantar sus lágrimas hasta el baño, donde al cerrar la puerta empezaron a caer.
Osamu se lo había dicho muchas veces.

"Tu felicidad es sólo tuya, Atsumu. No puedes depender de tu pareja."

Y diablos, él lo sabía pero es tan difícil cuando ama con todo su corazón a Kiyoomi. Después de 5 años de relación, sus mañanas en el gimnasio, las tardes entrenando y al final del día llegar a casa juntos para cenar. Omi es todo para él.
Osamu siempre se ha preocupado por su hermano, después de que en la preparatoria las cosas no terminarán tan bien con Shoyo. No lo dejaría caer en la dependencia, otra vez.

Limpió sus lágrimas y empezó a preparar la tina con agua tibia, así como le gusta a él y a Omi después de un agotador día de entrenamiento. Se quitó su uniforme para ponerlo en el cesto y entró a la tina.
La casa estaba perdida en silencio, le gustaría adoptar un perrito que los reciba cuando vuelvan a casa pero seguramente a Kiyoomi no le gustaría esa idea. Soltó una pequeña risa ante el pensamiento de un Omi molesto por los pelos que dejaría el perrito en el sofá.

Cerró sus ojos y juraría que se quedó dormido hasta que un movimiento en el agua lo despertó.

- Dame un espacio -Kiyoomi estaba ahí, listo para tomar una ducha.

Atsumu se movió hacía adelante para que Sakusa se apoyara en la pared y él recostado en su pecho. Sus dedos peinaban los cabellos teñidos de Atsumu intentando hacer un masaje.

- El entrenamiento... ¿cómo te fue? -La voz ronca de Omi sonaba tan bien cerca de su oído.

-Estuvo... bien, supongo. -Kiyoomi hizo que se girara para mirarlo a los ojos. - Te extrañé mucho, Omi. -Terminó por decir Atsumu antes de soltar un sollozo.
Sakusa estaba consciente de lo que había vivido Atsumu en la preparatoria, lo había hablado con Osamu porque de verdad estaba empezando a preocuparle verlo tan desanimado.

Kiyoomi lo atrapó en un abrazo antes de que volviera a llorar.
- También te extrañé mucho. No llores, cariño. -Dejó un pequeño beso en sus labios. - Mamá te manda saludos, quiere venir a cenar sólo para verte. Creo que te quiere más a ti que a su propio hijo.

Atsumu sonrió apoyado en el pecho de Kiyoomi. Terminaron de bañarse y fueron a la habitación.
Era costumbre que Sakusa le ayudara a elegir su pijama para dormir y siempre elegía lo mismo. Esos pequeños shorts con una camisa de Sakusa, le encantaba ver a su chico usando una de sus camisas.

Sakusa apagó las luces y se sentó en la cama, se sorprendió al sentir un peso sobre él pero no se queja, ama tenerlo así aunque no lo diga. Sus manos tomaron los muslos de Atsumu para acercarlo más a él.
Fue un beso lento y tranquilo que se convirtió en uno que pedía cada vez más. Atsumu movía sus caderas encima de Kiyoomi, mientras que las manos de él otro tocaban su cintura y bajaban a sus muslos.

Le quitó la camisa al teñido y la lanzó por la habitación para empezar a jugar con sus pezones. Atsumu no pudo evitar soltar un gritito de sorpresa al sentir la lengua de su novio.

- Omi... sigue así, Omi -Atsumu necesitaba el máximo contacto con su novio y no iba a desaprovechar la oportunidad.

- Tranquilo, tenemos toda la noche, cariño -Sakusa lo recostó en la cama y quitó la ropa restante del teñido.

- No es justo que tengas toda tu ropa -Atsumu hizo un puchero que le pareció adorable a Kiyoomi.

Sakusa se quitó su camisa y empezó a desabrochar sus pantalones, igual que hace 6 años, Atsumu se sonroja por esos fuertes abdominales y no aparta la vista.

- ¿Te gusta lo que ves? -Kiyoomi se acerca a su oído y susurra - Porque es todo tuyo, Atsumu.

Atsumu siente un escalofrío y de pronto se siente encendido, le roba un beso a Omi y envuelve la cintura del contrario con sus piernas para estar más cerca.

- Abre bien esas piernas - Atsumu obedece rápidamente, cuando siente un líquido y el dedo de Sakusa suelta un largo suspiro.

Atsumu se entrega completamente, sus gemidos inundan la habitación y Sakusa está muy feliz de poder escucharlo. El teñido levanta sus piernas y las apoya en los hombros de Sakusa, el contrario se pone protección y agrega un poco más de lubricante para alinear su miembro listo para entrar.

- Omi, te extrañé muchísimo, no vuelvas a dejarme solo. -Atsumu lo toma de sus fuertes brazos al mismo tiempo que Kiyoomi se hunde en él.

Atsumu suelta un fuerte gemido cuando su novio entra por completo, le da un momento para acostumbrarse y continúa moviéndose. El teñido no puede dejar de gemir el nombre Kiyoomi, sus manos se agarran de los brazos de su novio para que entre más profundo.

- Omi, y-ya casi, Omi -El mencionado sigue empujando más rápido y Atsumu se siente en las nubes.

Kiyoomi sigue besándolo y empujando dentro de su pareja y no se detiene hasta que un fuerte gemido de Atsumu le avisa que se ha corrido. Ambos terminan y se quedan recostados unos minutos. El cuarto queda en silencio, acompañado de las respiraciones algo aceleradas de ambos.

- Atsumu, te extrañé demasiado, cielo. Aunque estemos separados durante el día debes entender que yo te amo y jamas me iré de tu lado -Terminó sus palabras con un dulce beso.

Atsumu sentía sus ojos picar pero aguanto las lágrimas y volvió a besar a Kiyoomi. - Lo sé, amor. Yo también te amo.

- Bueno, creo que ahora tendremos otra ducha

- Sí pero tendrás que cargarme -Atsumu lo rodeo con sus brazos

- ¿Qué? Claro que no, eres pesado -Kiyoomi intentó quitárselo de encima para pararse en dirección a la ducha.

-Por favor, OmiOmi -Atsumu lo mira con esos ojitos haciendo un puchero y Kiyoomi piensa que es adorable.

- Sólo porque debes de estar cansado -Sakusa lo toma de las piernas y la espalda para levantarlo, Atsumu sonríe gustoso.

Esté cansado o no, Atsumu sabe que lo llevaría. Lo vuelve a besar y ríe feliz.

Lo tiene todo junto a Omi.

A tu lado - SakuAtsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora