Capítulo 2: Camino a saber si acudirás.

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Como que me llamo Enid que me verás en Hellas si así lo deseas.
No por nada me paseo por los suburbios para poder adquirir una nave discreta, pues ni tú ni yo querríamos que conocieran el paradero planeado por la Zeus que acaba de jubilarse.  Pues cambiar el destino de retiro para una Zeus es un acto de rebeldía, y este sistema por mucho que progrese no soportaría conectar a sus exlíderes con tal cosa.

La nave a tu disposición, querido querubín, te va a esperar con una compañera de lujo. Una hija. Concretamente, de Démeter.
Espero que disfrutes del viaje con tu amiga Ianthe, que desconozco si habrá quedado con su querida Hades... pero me decepcionaría mucho que desaprovecharan la oportunidad.

Tendrás que confiar en mí una vez más y venir a verme a ciegas, por buena que sea la compañía para la parte espacial de tu viaje hacia tu sol, como el auténtico insensato que estás hecho para el ingenio con el que siempre has jugado tus cartas.

Te quiero a mi lado, Armand, por lo que no me freno a la hora de montar en una nave poco elegante, para viajar con tan solo la ayuda de una contrabandista que perdió sus alas.

—Tess, espero que se te dé bien conducir naves... porque aunque te haya pagado por ayuda para emprender el camino a Huellas, debo admitir que la conducción no es uno de mis talentos. —Sí, querubín, le confieso que no soy del todo perfecta y que no lo puedo todo.

—Tranquila, hermana de servicio. Hasta que lleguemos a tierra estamos en mi medio. Pilotar se ha vuelto mi única forma de volar, a pesar de que cuando me concediste ser de Zeus me sentí como si me acercara al cielo. —Me explica una amiga inesperada, quizás porque decido no preguntarla. Hay cosas que duelen, aunque pasen los años... Y ella ha vivido experiencia de esa clase, ya lo creo yo que sí.
Así que no la incomodes, querubín. O quizás antes de que vuelva a quemarte las alas, mi compañera te las corta.

Nos vemos pronto, te mando besos desde las estrellas entre las que encuentro como mis verdaderas semejantes.
Cuídate las alas, querubín.

Quizás algún día [El futuro del Olympus de Seliria]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora