Parte 1

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Las Fresas Con Chocolate No Son Para Tí.

Era la tercera vez en la semana que lo hacía, corrí a la cocina de su casa sonríendo, en busca de una rebanada de pastel que había comprado unas horas antes.

Sonriénte abrió el refrigerador sacando un pequeño plato, el cuál, dejó sobre la mesa mientras, tarareando iba en busca de una cuchara.

Amaba disfrutar de esos momentos en los que su pareja salía por horas dejándolo un tanto descuidado. Sonrió sentándose frente a la mesa comenzando a comer el pastel, ampliando más su sonrisa al momento de saborearlo.

Hacía tiempo que no probaba ese manjar, dado a que su "novio" si es que de esa forma se podría llamar se lo tenía prohibido.

Dudó unos instantes en seguir comiendo, "podría notarlo" pensó. Pero no desaporovecharía tremenda oportunidad, así que continuó comiendo con gusto.

Hacía un par de días, su querido "J" se dió cuenta que había comido algo fuera del plan alimenticio, así que no le quedó de otra más que reprimir a su pequeño novio.

Y vaya que lo hizo, el pobre no probó bocado en casi toda la semana, a ésto le sumamos los golpes que había estado recibiendo días antes.

¿Cómo es que había llegado a esos extremos?

Cuando recién lo conoció era un chico encantador y amable, solían salir a citas, todo era maravilloso... Hasta que él le dió la propuesta de vivir juntos.

Y vaya que fue un error haber aceptado ¿Cómo podría vivir con un maniático como lo era "J"? Realmente no lo sabe... Por eso es que ahí estába, tratándo de acoplarse a esa "nueva vida" llena de estrictas dietas que tenía que seguir al pie de la letra para seguir con su "cuerpo perfecto", como decía su pareja.

Odiaba estar en ese lugar... De no ser por que no tenía a donde ir habría escapado ya hace mucho tiempo. Cada vez era peor: "¿No puedes comer solo lo que te doy?" "¿Acaso quieres perder tu figura?" "¿Subiste un kilo? Te ves como un cerdo."

Comentarios que comenzaron a afectarlo más de lo que debería, causando que éste decayera.

Un día por la tarde, "J" llegó cansado del trabajo, tiró sus cosas en el sofá mientras llamaba a su pareja.

—¡Amor! ¡¿Dónde estás?!

Gritó un tanto molesto, comenzando a buscar al chico. Buscó en su habitación y nada, en el baño y lo mismo, había estado en la sala hace unos segundos y no lo había visto, por lo tanto descartó ese lugar. Caminó a la cocina en espera de encontrarlo allí, pero la escena que vió no le gustó.

Estába comiendo una rebanada de pizza, aquello le hizo molestar a sobremanera, así que le arrebató la rebanada tirándola al suelo de inmediato.

—¡Oye, eso era mío!

Quejó el menor y se levantó, dispuesto a reclamarle a su pareja.

—¡No puedes comer esas cosas! ¡Vas a engordar!

Fue lo único que dijo, antes de dar la vuelta y salir de la cocina en dirección a su habitación.

El menor aún impresionado caminó hacia la sala con un puchero y lágrimas acomulándose en sus ojos, ¿Qué le había pasado a su querido "J"? Él nunca le había gritado y muchísimo menos de forma tan ofensiva.

Inevitablemente comenzó a llorar, sin saber que, aquello era el comienzo de muchas más peleas así.

Las fresas con chocolate no son para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora