PROLOGUE

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El alfa estaba exhausto...

El día no iba como él se imaginaba, además, su " amigo "estaba demorando demasiado, hace más de una hora que debería estar ahí. Su mano se cerró con tanta fuerza sobre la mesa que pudo ver con mayor notoriedad sus nudillos. Quería descargar su ira en algo o alguien, preferiblemente su inútil amigo, Francis, quien no había encontrado un reemplazo para ser su sumiso en meses. Se sentía estresado, siempre buscando la próxima bocanada de aire.

Más tarde, incómodo con la calma de su departamento, el alfa y senador de la República de Hoyan caminó hacia el balcón del departamento, sosteniendo su copa de vino en una mano, mientras marcaba el número de Francis con la otra, pero nunca llegó a completarse la llamada ya que el timbre del apartamento resonó por todo el espacio.

Esperaba buenas noticias, si no las tenía, iba a volverse loco en el próximo minuto. Tomándose su tiempo, dejó su copa de vino sobre una pequeña mesa, luego apretó el lazo de su bata y caminó hacia la puerta, después de todo, el bastardo ya tenía el código de seguridad del apartamento, qué demonios le pasaba para tocar el timbre tan frenéticamente.

Con cara de enfado tecleó la secuencia de números, enfadándose un poco más cuando su amigo apareció acompañado de una patética y diminuta figura. Jaeger olió el dulce olor de omega desde lejos y no había nada que odiara más que los omegas, el prefería involucrarse con alfas, consideraba que los omegas eran demasiado delicados y vulnerables, este era uno de sus pequeños y sórdidos secretos, si esto llegaría a divulgarse causaría un gran escandalo en la República de Hoyan, manchando así su cargo como senador, por tal motivo Eren Jaeger estaba al tanto de ese detalle, por lo que exigió a todos los sub que firmaran un NDA antes de ingresar a su sala de juegos.

Maldijo mentalmente a su amigo y a ese pequeño omega, quien tenía una apariencia delicada, Jaeger lo observó por largos minutos, por un lado, quería mandarlo al carajo, por otro lado, quería tener algún mísero acercamiento con aquel pequeño ser, tenía ojos grises y labios rojos como el pecado, y mechones azabaches como la misma oscuridad.

Quería echarlo a patadas del apartamento, pero también quería sentarlo en su regazo y follárselo hasta que se partiera en dos.

En ningún momento el pequeño omega lo miró a los ojos, ni le habló, siempre estaba a la sombra de Francis, como si temiera algo, como si le temiera a él y Jaeger nunca sintió tanto calor en su sangre con ese tipo de sumisión, su siguiente paso fue imaginarlo echado en su cama, con los ojos vendados, mientras un látigo de cuero estaba envuelto alrededor de su puño. Cristo, nunca se había sentido tan fuera de contacto con nada, sin embargo, Jaeger no estaba interesado en los omegas de todos modos, aunque sus pensamientos en esos momentos fueran totalmente lo contrario.

- ¡No! - Su voz sonó terriblemente fría.

- Pero... no dije nada. - Francis tartamudeó, dando un paso hacia el imponente alfa.

- Francis, sabes muy bien que no estoy interesado en omegas. - Jaeger caminó hacia su copa de vino, ignorándolos.

- Se está equivocando, señor. -murmuró por lo bajo, siguiéndolo por la habitación. -Precisamente por ello lo traje, quiero que albergue a Levi por unos cuantos días. - Apeló.

- ¿Por qué yo haría eso? - El surco entre tus cejas se volvió aún más definido.

- Acaba de llegar al país y sufre persecución política luego de denunciar... - Francis se detuvo. - ¿Puedo hablar? - Observó al más pequeño pidiendo su autorización, quien asintió con un movimiento de cabeza. - El diputado Smith, de la oposición trató de violarlo y Levi no se calló, sabe a lo que me refiero ¿Verdad? - Giró su cuerpo, caminando frente a Jaeger.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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