PREMIO

471 33 6
                                    

Chuuya entro a su departamento sonriendo, se sentia como si estuviera ayudando a un hermano menor con su primera cita lo que el ubiera dado por tener alguien que lo ayudara cuando era más joven. Dejo sus cosas en el piso mientras se estiraba, estaba muy cansado, eran su último año y si todo salía bien podría montar una exposición después de 6 semanas y podría vivir al fin de lo que amaba.

Se dirigio al balcón para que el aire frío de la tarde le diera en la cara, le gustaba mucho ese lugar, era tranquilo durante las tardes, agradecía mucho que sus vecinos no fueran ruidosos y ahora que sabía que si vivía alguien mas en el edificio se sentia mejor. Estaba observando como las nubes eran arrastradas por el viento hasta el siguiente extremo del cielo cuando en eso una maravillosa idea para una pintura le llegó a la mente, rápidamente fue hasta donde estaba su libreta de bocetos más cercana pasando enfrente de un espejo en el trayecto.

¿Acaso había visto mal?

Regreso a verse y entonces noto que en su cuello estaban unas manchas rojas y no solo eso, esas marcas llegaban hasta sus clavículas. Tenía miedo.

Los colores se le subieron a la cabeza al pensar que estuvo por toda la academia exhibiendo esas marcas ¿Como es que nadie le dijo nada? Ah cierto no tenía amigos y no se llevaba con los de la carrera pero aún así...
El no tenía pareja, ya no, había terminado con un chico desde hacía 5 meses y no había dormido con nadie para tener esas marcas, sin embargo, Nakahara es buena persona, demaciado, tal vez rozando lo ingenuo y estúpido por lo que no quería pensar mal entonces recordó que todo lo que se comió la noche anterior y pensó en su ingenuidad que el seguro era alérgico algún ingrediente y no sabía Ay pobre Nakahara Chuuya era una señal para que salieras corriendo de ese lugar era una señal que te estaba diciendo que te estabas metiendo en un agujero donde ya no saldrías nunca más, que debías escapar pero no no querías, no querías pensar mal, no querías abrir los ojos sabías que había algo raro en ese edificio pero decidiste hacerte de la vista gorda.

Por buscar algo que justificara las marcas en su cuello le fue la idea de su pintura, eso lo frustró mucho ya que necesitaba una excelente pintura para su evaluación final que sería en 6 meses aproximadamente, debía hacer una pintura con el tema de amor pero sinceramente todo lo que se le ocurría era demaciado "ordinario" según su profesor. Suspiro con cansancio, se podría a terminar su cuadro llamado: Mi mundo, sin embargo nada le convencía.

Decidió comer algo mientras pintaba o simplemente practicaba su composición, nuevamente tomo la cesta de galletas y se metió una en la boca.

Una tras otra.

Pincelada y otra pincelada.

El aroma a aguarrás llenando sus fosas nasales.

El delicado sabor a la mantequilla en su boca.

El reloj de mesa haciendo tic tac durante 12 minutos.

Sus párpados volviéndose más pesados al punto de no aguantar el pincel y tirar el aceite de linaza.

Justo cuando pasaron exactamente 15 minutos su cuerpo ya no pudo más dejándose caer de costado en un profundo sueño.

Sueño en el cual esta vez no fue acosado por Osamu, ya que este estaba en un callejón detrás de edificio....
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

-Así que te gusta ser amiguito de algo que me pertenece ¿Eh? Nakajima- gruño el castaño al tiempo que soltaba una patada a la mandíbula del albino el cual estaba tirado en el piso escupiendo sangre después de recibir el duro impacto del zapato contra su fina cara -P-por favor...yo ¡¡Ah!!- grito al sentir sus costillas siendo golpeadas con una barra de metal causándole mucho dolor -No quiero oírte Nakajima- dijo serio observando el cuerpo de su subordinado hacerse bolita abrazándose a sí mismo -Me parece que tu no entendiste cuando te dije que hicieras bien tu trabajo, Atsushi- dijo colocándose de cuclillas mientras sacaba una navaja y hacia cortes en la muñeca del albino. Atsushi se estaba retorciendo del dolor pero no debía gritar ni mucho menos llorar, había hecho mal su trabajo merecía el castigo, si continuaba con la idea de ser alguien más que un asesino esta sería la consecuencia más leve. Una vez terminado el trabajo de la muñeca observo molesto la sangre salía de los finos y cuidadosos cortes que había realizado el castaño.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi vecino el artista ||Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora