Nunca creí volver a escribir estas letras.
Nunca creí volver a sentir la realidad.
Nunca creí volver a derramar ceguedad.
Se derrumba mi realidad, cruje mi alma se agrieta mi cabeza.
Todo por abrir los ojos y permitirme comprender.
Comprender lo relativo, lo ilusorio, lo tangible.
Lo burdo y absurdo cobra sentido y me lleva consigo.
La improbabilidades son probables, todo lo evidente que no vi.
Todo lo obvio me arrastra y me persigue, todo lo tonto, me mata.
Todo es por mí, y el vino del velador.
Cada día se paga más, y la cuenta de este día me ha ganado.
Este día, no sé como pagarlo.
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