𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" ¿Por qué tan sorprendida? "
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DURANTE LOS SIGUIENTES meses de clases, Sabrina no volvió a hablar con Sirius. De vez en cuando se encontraban por los pasillos o por el Gran Comedor, pero ambos trataban de ignorarse el uno al otro, completamente. Sabrina se había dedicado a estudiar y Sirius a hacer bromas con sus amigos y ligar con chicas distintas todas las semanas.
Sabrina se enteró al poco tiempo del castigo sobre la roptura entre Sirius Black y Marlene McKinnon. La rubia se pasaba todo el día llorando y sollozando por los pasillosy en el baño de las chicas; al poco tiempo todo el colegio ya estaba enterado sobre el final de la pareja y de como Sirius había terminado con la chica de una manera dolorosa; luego él adoptó el apodo de rompe corazones.
Lo cierto era que a la chica no le importaba en absoluto Sirius Black; sin embargo, se había dedicado a investigar más sobre el chico y su ex relación con Marlene luego de que la llamara su princesa.
—¿Brina, estas bien? —le preguntó con preocupación Donn, mientras que Sophie la sacudía bruscamente por los hombros para que reaccionara.
—¿Eh? Sí, sí; estoy bien.
Entonces notó como todo el salón estaba vacío a excepción de ella y sus amigos. Alex estaba apoyado en el marco de la puerta del aula de pociones, dejando caer todo su peso sobre esta, Luke estaba a su lado, mirando con preocupación a Sabrina, a quien había estado llamando un largo rato sin conseguir respuesta alguna; y Donn y Sophie estaban junto a ella, paradas, ya con sus cosas en las manos.
Sabrina comenzó a guardar todo en su mochila.
—Me colgue —bromeó.
—Nos dimos cuenta —le respondió Alex, también con humor.
Los cinco amigos salieron del salón de clases y comenzaron a caminar hasta el salón de encantamientos; donde esperarían a que su amigo mayor saliera.
—Para la proxima descuelgate más rápido que ahora estamos llegando tarde al Gran Comedor y muero de hambre —le espetó la rubia con enfado fingido en su voz, mientras se frotaba el estomago con la mano.
Los chicos se detuvieron frente a la puerta cerrada del salón de clases de tercer año. Era extraño, los estudiantes ya tendrían que haber salido hace rato de clases para la hora del almuerzo. Sin embargo, allí estaban todos los alumnos, aún sentados en sus pupitres con el profesor delante de la clase, hablando. Sabrina no supo desifrar muy bien la expresión del profesor Flitwick, pero estaba casi segura de que estaba enfadado. Y eso era aún más extraño; él nunca se enfadaba.
La castaña observó que sus amigos estaban igual de perdidos que ella. Es decir, ¿Por qué no salían ya?
Esperaron en silencio un rato. La única que hablaba era Sophie para quejarse.
