CAPÍTULO SEIS

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Gabriela

Al abrir los ojos y sentarme en la cama, sentí un leve mareo que a los pocos segundo se fue. No tengo la ropa que antes tenías, más bien, una camisa de hombre junto a un bóxer azul también de hombre.

Lo único que recuerdo fue haber entrado en aquellas habitacion para luego escuchar disparos, también recuerdo cuando salí del clóset y abracé a Eiden. No recuerdo cómo llegué a esta habitación que no conozco ni siquiera recuerdo quién me cambió.

Salgo de la habitación y me encuentro en un pasillo largo y oscuro, hay como dos puertas más y al final del pasillo hay una luz encendida, camino hasta allí.

Al salí a la sala, veo a Eiden sin camisa parado frente al ventanal grande que deja ver todas  las luces de la ciudad. Supuse que el tenía el mismo tatuaje que Roger pero este es diferente, parecido al de un líder en tinta negra y roja. Esta ubicado por la lateral de su hombro izquierdo.

—¿Que horas es?— preguntó, por el ventanal puedo ver que es de noche. El voltea a mi y en su rostro se le puede ver  ¿preocupación?

—Las tres de la mañana —me acerco un poco hasta el para luego dejarme caer dramáticamente en el sofá blanco tipo L. Es bastante cómodo.

—¿Quien me cambió?— me daría algo de pena saber que el fue quien me puso su ropa y me haya visto desnuda, no quiero que nadie ve mis cicatrices.

—Lucia — se sienta a mi lado, en un intento de pasar su mano por su rostro observo una fecha en número romanos tatuado por detrás de su código.

Aún tengo algo de miedo por lo que paso en su casa, ni siquiera se en donde estamos pero si algo se, es que si el esta aquí es porque este lugar es seguro.

Nos quedamos viéndonos por un rato fijamente a los ojos, al verlo siento muchas cosas y una de ella es seguridad y tranquilidad. Decido dejar de verle a los ojos y bajo la mirada al gran bulto que se le ha formado en su entrepierna.

—¿Sabes quienes fueron los que atacaron?—Me he puesto nerviosa, sin embargo, el no deja de  verme. Su mirada pasó de ser preocupada a ser una maligna. Es raro sentir cosas con este hombre, algo palpita en mi entrepierna y también me siento mojada.

—Mis hombre están en eso —dijo serio, esta molestó pero no se el motivo. —Ven aquí.

Como toda una niña, me siento sobre el con mis piernas a cada lado se su cuerpo. Ni siquiera me negué cuando me dijo que me sentara sobre su regazo, siento su bolto rozar con mi intimidad.

—Estaba preocupado, pensé que te iban a lastimar — confiesa, tan solo escuchar eso, sonrió. Sus palabras me hacen sentir bien, estoy segura que si mi padre hubiera estado en este momento, ni siquiera se hubiera molestado en preocuparse por mi.

—No lo hicieron, le buscaron por toda la mansión — murmuró, recordando como decían los hombres mientras enteraban en todas las habitaciones que se encontraban cerca de la de Eiden.

Siento como el pone sus grandes manos en mi cintura, sujetándola con fuerza pero no dolía para nada, en cambio, me hacía tener pensamientos pecaminoso sobre nosotros.

Una de sus manos en mi cuello mientras me encuentro sobre el con su pene dentro de mi coño, el susurrando  palabras sucias mientras lo cabalgó.

—Lo estás haciendo increíble para ser tu primera vez — susurró con su respiración agitada, sonreí.

—Eiden, estoy en las putas nubes— gritó.

—¡Así es, mami!—  estampa sus manos contra mis nalgas,  gimoteo  más duro.

Creo que debería de escribir un libro erótico con todos mis fantasías con este hombre, siento un leve ardor en mis mejillas.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2022 ⏰

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