Cielo

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- No me voy a tranquilizar hasta que lo vea de pie frente a mí.

- Lucifer ha caído lo suficientemente bajo como para atreverse a tomarlo.

- ¿Dónde se supone que estaban todos? ¿Cómo fue posible que Morax lograra llevarse a Aether y nadie más lo notara?

- Esto no fue algo inesperado, ellos ya habían planeado de antemano raptar a los gemelos como una especie de plan para acabarnos.

- ¿Lumine está bien?

- Lo está, pero se ha encerrado en su habitación y ha permanecido ahí desde que sucedió todo, perder a tu hermano no es algo sencillo de digerir.

- ¿Y cómo está él?

- ¿Te refieres a Dios? Está hecho una furia, nunca le había visto tan molesto, no desde aquel asunto en Edén.

- Con justas razones, le acaban de quitar a su ángel favorito, yo estaría igual si alguien tratara de hacerte daño a ti.

- Evitemos tocar ese tema, me da escalofríos siquiera pensar en ello.

- Cómo digas, deberíamos ir a ver que asuntos podríamos arreglar en la tierra de nadie, últimamente los demonios han estado haciendo travesuras ahí.

- No comprendo la insistencia de esos seres, son muy molestos.

La tierra de nadie era el lugar donde habitaban los humanos, era el espacio que dividía al cielo del infierno y donde eran capaces de reunirse ambos bandos sin sufrir lesión alguna, envenenarles la mente con ideas peligrosas, cometer asesinatos, crear grandes estafas eran los "juegos divertidos" de los que hablaban los demonios anteriormente, tomar prisionero a un humano y hacerlo su títere era su más grande entretenimiento, en cambio los ángeles eran los encargados de llevarlos por el buen camino, recapacitar sus acciones, honrar a vuestro padre y madre y nunca caer en pecado eran las misiones que ellos completaban, aunque casi siempre fallaban en ello debido a la facilidad de los humanos por caer en tentaciones.

¿Y que tal el Paraíso? Todo lo contrario a esos 2 mundos por supuesto, un lugar donde reinaba la Paz, el amor y la gratitud, que al igual que su contraparte negativa mantenían una sola regla evitando que cualquiera tratase de romperla.

"La Maldad no puede enamorarse de la Bondad y los Demonios no pueden relacionarse con aquellos que acatan la palabra de Dios"

Nuevamente las consecuencias por no acatar esta única regla eran devastadoras, ser desterrado del paraíso y lanzado a la tierra de nadie era un completo suplicio, pero no existía ángel alguno que quisiera pasar por eso. Nadie sabía cómo habían conseguido capturar a uno de los suyos, se preguntaban que hacían los gemelos en la fuente de la vida y cómo Dios había permitido siquiera que salieran fuera de sus "habitaciones".

No lo había hecho, los gemelos habían decido escaparse de la preciosa jaula donde les tenían ¿Porqué si eran los preferidos de Dios, a ojos de todos, les tenían prisioneros? La libertad es algo natural en cualquier ser vivo y al ser privada de ella no queda más que intentar alcanzarla, ninguno sabía lo que sucedería ni cómo aquella travesura de niños se convirtió en un completo tormento para ambos. La sala principal de aquel hermoso Paraíso era donde fácilmente podías escuchar al Creador "conversar" con uno de los suyos acerca del problema que sobrellevaban.

- ¿NADIE Y REPITO, NADIE SABÍA QUE AETHER Y LUMINE SE HABÍAN SALIDO DE SU JAULA?

Aquel hombre no era el típico viejo barbón del que tanto mencionaban los Demonios, tampoco la persona cariñosa y amable que los humanos llegaban a pensar, no, él acababa de perder a uno de "sus hijos" y no sería capaz de mantener su aspecto de Dios Benevolente a nadie, poco le importaba si alguno le temía él solo quería recuperar a Aether y protegerlo junto a su hermana.

𝐼𝑐𝑎𝑟𝑢𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora