Capítulo 4: "El país de la Tierra (2)"

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Obito no pudo evitar pensar que era extraño

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Obito no pudo evitar pensar que era extraño.

Durante todo su viaje, solo se encontraron con bandidos una vez, todo lo demás fue viento en popa, si se restaran las veces que los niños se enfermaron, o se encontraron con un desprendimiento de rocas, o un río o algo que obstaculizó su viaje físicamente. Y por eso Obito era miserable.

Todavía no había puesto su pie correctamente en esta dimensión, quería hacer algo a lo que estaba acostumbrado. Algunas peleas. Por supuesto, no usaría el Sharingan, pero aun así, estaba aburrido. Hacía tiempo que Kakashi había dejado de intentar que disfrutara de su viaje, ya que según él, "deberían viajar por el mundo y disfrutarlo".

Pero, estaba ansioso por hacer algo.

Ni siquiera podía entrenar directamente porque eso atraería a los niños de las caravanas hacia él y luego las cosas se convertirían en un caos a partir de ahí.

Sin embargo, Kakashi, por otro lado, casi siempre estaba cubierto de niños. De sus brazos extendidos, niños de diferentes edades colgaban mientras giraba con ellos, algunos incluso se subieron a su hombro, amando la ventaja de altura que les brindaba.

Y sorprendentemente, Kakashi parecía amarlo.

Nunca los ahuyentó, de hecho, eligió complacerlos. Incluso en los momentos en que los niños se enfermaron, Kakashi fue quien realizó ninjutsu médico básico para ayudarlos a mejorar. Cuando Obito preguntó por curiosidad, Kakashi respondió que había aprendido algunos aspectos del arte para cuando realizaba misiones en solitario. Aparentemente, en algún momento después de que Tsunade se convirtiera en Hokage, Konoha se vio inundada con misiones de rango S hasta el cuello, casi todas las cuales había completado.

Pero al verlo interactuar con los niños, Obito nunca pensó que vería este lado de Kakashi. Demonios, nunca pensó que Kakashi tuviera este lado de él. El hombre de cabello plateado se veía natural, especialmente cuando sostenía a un bebé que lloraba mientras la madre estaba ocupada preparando la fórmula. La ternura mostrada en los ojos de Kakashi era solo... el recuerdo era tan dulce que a Obito le dio diabetes.

Je, debe ser su lado Omega, había pensado Obito con una leve sonrisa.

ー¡Oye! ¡Ya casi estamos en la Cordillera de las Montañas Rocosas! ーAlguien gritó desde el frente.

Obito frunció el ceño. Podía ver las montañas a una milla de distancia, y esperaba que en serio no estuvieran pensando en atravesarlas. De vuelta en su dimensión, este lugar era un dolor de cabeza para atravesar, y en ese momento, viajaba solo. Imagina la pesadilla que él y Kakashi enfrentarían si estos campesinos decidieran usar los caminos de las montañas.

Unas horas más tarde y llegando a la base de la cordillera, Obito se dio cuenta de lo tontas que eran estas personas. ¿O podría ser diferente en esta dimensión? Tal vez el pase no sea tan difícil por razones que desconoce, por lo que decidió ser optimista.

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