Hubo un pequeño conflicto entre llevar a Shōto a la casa de Bakugō o a su apartamento, por la misma razón que no quiso expresar desde que salieron del centro de salud y por la que estuvo en silencio al ir por hamburguesas y papas a un comedor familiar sobre la misma avenida.
Shōto tampoco insistió en sacar algo de plática, intentando a toda costa evadir el tema para no incomodarlo y para que el plan de ver películas siguiera en pie. No le importaba que fueran de terror o suspenso, aunque no era sus favoritas, quería pasar tiempo con Hitoshi, porque en tres meses, Hitoshi regresaría al servicio militar y no quería pasar los días peleando por un malentendido.
Así que sí. Hitoshi lo llevó a su apartamento, atendiendo a la excusa de no haber nadie en casa y haberse olvidado de la copia de llave que Bakugō le dio.
Una mentirilla que accedió a creer, teniendo la copia en el salpicadero del auto y el deseo por llevar a Shōto a su apartamento; disfrutar de su compañía y olvidar aquello que lo traía inquieto.
Al cruzar la puerta, la atmósfera se volvió más ligera y llevadera. Le preparó la bañera a Shōto con agua caliente, luego le buscó ropa holgada mientras Shōto hacía del baño. Lo acompañó y lo vio desnudarse cuando el agua estaba lista.
Lo ayudó a lavarse, teniendo atención especial en sus muslos y pies rellenitos. Posterior a ello, lo ayudó a entrar en la bañera, quedándose con él por petición del menor. Los dos sentían que necesitaban expresarse y poner sobre la mesa lo que los estaba distanciando, pero Hitoshi no consideraba corrector exigir una respuesta que el propio Shōto esperaba que lo hiciera. Ese no era su estilo y Shōto era consciente de aquello.
─¿Quieres hablar? ─Le preguntó, temiendo a
la ley de hielo que se impuso entre ambos.Recostó la cabeza al borde de la bañera, bajo la mirada amatista que lo veía con añoranza y una lejana adoración que lo estaba deprimiendo. El entrecejo lo frunció, presionando los labios en una mueca de disgusto por el comportamiento infantil de Hitoshi. No hablarle, ¡ja! Muy lindo de su parte.
Cerró los ojos, en un llamado de paciencia, y lo que recibió fue un beso que no respondía a sus dudas, pero con el que se dejó hacer, envuelto en la fogosidad y una repentina tensión sexual que empezó a caldear los ánimos.
─Apártame. Si no quieres esto, empújame lejos de ti ─Le advirtió, volviendo a besarle con la misma intensidad. Se retiró la camisa, seguido del pantalón y no tuvo problema en entrar a la bañera en ropa interior.
Se acomodó entre sus piernas y lo atrajo para sentir sus intimidades juntas, tomándolo por sorpresa. No esperaba en ser devorado así de pronto, disfrutando de ese lado posesivo que no conocía de Hitoshi, y los pensamientos lo abandonaron cuando, en cada roce, sus pieles ardían por la fricción.
El agua se caía por los bordes al restregarse frenéticamente, Hitoshi contra él. Los besos quedaron olvidados, tomando protagonismo los jadeos y suspiros que los embargaban.
Hitoshi manteniendo un gesto iracundo. Con una mano lo tenía abrazado de la cintura y la otra estaba hecha puño posado en uno de los costados de la bañera, golpeando la loza con fuerza. Apretaba la mandíbula y seguía con el golpetear de la loza. Shōto se sujetó a él, con su intimidad desnuda, limitada por la tela que esconde la magnificencia de Hitoshi.
Experimentó algo cercano a un orgasmo en el momento que Hitoshi lo sentó sobre el regazo y recargó la frente en su hombro, recuperando el aire perdido, acompañado de la tormentosa culpa que pareció afligirlo.
─Estuve a punto de romperle la cara a ese doctor ─manifestó, mediada con una risa amarga que buscaba menguar su falta.
Shōto se recompuso encima suyo, viéndolo a la cara y encontrando un gesto cansado, pero enérgico ante su propia burla avergonzada.
─Me habías dicho que no eras celoso.
Le recriminó con gracia, pasando los dedos en el cabello violeta, llevando los mechones atrás de su cabeza con cariño, recibiendo gemidos de agrado. Hitoshi cerró los ojos, sintiendo deliciosa las caricias de Shōto y dejándose hacer por los arrumacos del menor.
─No es algo que me enorgullezca, pero ahora ya lo sabes. Vamos ─le palmeó el muslo─, o cogeremos un resfriado si nos quedamos por mucho tiempo en el agua.
Shōto lo besó en la frente, disminuyendo la culpa que quería esconder por las tonterías que llenaron su mente. En su lugar, ayudó a Shōto a salir de la bañera, secando su cuerpo para dejarlo en su habitación, mientras tomó una muda de ropa para ducharse y darle algo de privacidad.
Ya tendrían tiempo para charlar con calma y ser razonables con respecto a su sorpresivo ataque en la bañera.
Lo alargaré un capítulo más + epílogo
para no dejar cositas pendientes, chao
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Icy coffee for a perfect date | ShinTodo
Fanfic[MF] Cada mañana, luego del gym, Hitoshi visita la cafetería cercana a su apartamento por una dósis de felicidad con el chico del café. » coffe shop. mpreg. » Kohei Horikoshi.