Sophie Ealhmuding, una bella joven esclava que ha sido arrojada al mundo de los vikingos llamando así la atención de todos los hombres en Kattegat o especialmente de Ragnar Lothbrok; el rey de Kattegat.
¿ Sobrevivirá a su tormento o su naturaleza re...
Se suponía que SOPHIE se reuniría con Ubbe en su campo de entrenamiento que estaba bastante lejos de su casa, y mucho mas de la de Ubbe, ya que prefería mantenerse alejada de la vista del público.
Ubbe no se encontraba por ninguna parte cuando había llegado a su destino, esperaba impacientemente para comenzar la sesión del día. Por razones desconocidas, Ubbe no le había permitido tener su propia espada o arco ya que solo le quedó su cuchillo; El cuchillo de Torvi, para defenderse.
Escuchó un crujido no muy lejos, suponiendo que era Ubbe, pero la figura que corría le dijo lo contrario mientras se agachaba justo a tiempo para evitar la hoja de acero que se balanceaba hacia ella.
Sorprendida de ver al rey Ragnar parado allí con una espada en la mano y una sonrisa en su rostro mientras la miraba, se encontró mirándolo con furia cuando su mano temblorosa encontró la empuñadura de su cuchillo. No es de extrañar de dónde sacó Ivar su astucia.
"¿Dónde está Ubbe?" preguntó, cada vez más irritada mientras él la estudiaba con esos ojos brillantes suyos antes de que casi la tomara con la guardia baja cuando balanceó su espada hacia ella nuevamente y la hizo retroceder.
"¿Qué estás haciendo?" Tragó saliva viendo cómo sus ojos la recorrieron.
"Tienes algunos reflejos rápidos", dijo mientras comenzaba a rodearla como un depredador esperando a su presa. "Está bien."
Sophie se quedó allí esperando, sus ojos siguiendo a Ragnar. Seguramente sabía cómo hacerla sentir vulnerable y débil, como una presa.
Ella se estremeció cuando él se acercó a ella en un movimiento rápido solo para darse cuenta de que le estaba ofreciendo su espada.
"Adelante", sonrió mientras esperaba que ella tomara la espada, lo cual hizo vacilante antes de enderezarse y notar lo pesada que era la espada en comparación con la que estaba acostumbrada.
¿Se le permitió realmente golpear al rey de Kattegat?
Ragnar sacó el hacha que tenía a su lado mientras adoptaba una postura defensiva esperando a Sophie, que todavía estaba debatiendo si atacar o no
Balanceando la espada pesada, casi se tambaleó hacia atrás cuando los metales chocaron entre sí. "
"Eres débil", susurró Ragnar mientras agarraba su antebrazo antes de girarla, su espalda golpeó su pecho justo cuando la hoja del hacha presionaba suavemente su cuello. "¿Porqué es eso?" Le susurró en su oído.
"No estoy acostumbrada a esta espada", reunió el coraje para hablar. "Es más pesada que la que me dio Ubbe".
Ragnar tarareó en su oído como respuesta antes de alejarla agresivamente y hacer que tropezara y cayera.
"¿Dónde está Ubbe?" Sophie repitió su pregunta anterior mientras permanecía en el suelo mirando a Ragnar, que se alzaba sobre ella.
"¿Qué quieres con mi hijo?" le preguntó con una sonrisa.
"Se suponía que se reuniría conmigo aquí", le dijo.
"Lo sé", murmuró Ragnar.
"¿Y por qué no está aquí?"
Ragnar ignoró sus preguntas mientras la miraba con destellos antes de hablar. "Levántate", dijo.
Ella obedientemente hizo lo que se le dijo, agarrando la espada del suelo donde cayó antes de levantarse anticipando lo que vendría después.
Sophie estaba nerviosa, le temblaba la mano, lo que dificultaba aún más mantener un orin firme en la espada hea Algo
haciéndolo aún más difícil mantener un agarre firme en la espada pesada. Algo en Ragnar siempre parecía intimidarla, tal vez eran sus ojos.
"¿Por qué quieres aprender a pelear?" le preguntó a ella.
Ella dejó escapar un suspiro. "Siempre quise aprender a pelear", dijo solo para darse cuenta de su error, ya que ahora estaba segura de que estaba tratando de dejarla abrirse.
"¿Y por qué no lo has hecho?" sonrió.
"Yo era una esclava", dijo Sophie, ahora consciente de sus intenciones. "A las esclavas no se les permite".
"Y, sin embargo, de una forma u otra sigues siendo uno", le dijo Ragnar.
"Entonces, ¿por qué lo permites?" se atrevió a preguntar.
"¿No debería?" le preguntó mientras daba un paso hacia ella.
"No", murmuró ella.
"¿Cuáles son tus secretos, Sophie?" Ragnar preguntó para su sorpresa.
"No estoy muy segura de si debería contarte mis secretos", respondió ella.
"¿Y por qué es eso?" preguntó.
"Me temo que no puedo".
"No hay nada que temer", dijo mientras se inclinaba más cerca, tan cerca que ella podía sentir su aliento lleno de hidromiel sobre su piel.
¿No hay? Gracioso viniendo del hombre que siempre parecía encontrar una manera de intimidarla.
Apartando la mirada de su intensa mirada sobre ella, Sophie dio un paso atrás y él la dejó mientras sonreía.
"No estoy segura", Sophie se miró los pies mientras podía sentir el calor subiendo a su rostro.
Colocando su hacha debajo de su barbilla, Ragnar la obligó a mirarlo, lo que la hizo tragar saliva de miedo.
"¿Por qué no me dejas en paz?" Sophie murmuró.
"Porque me gustas", le dijo. "Y sin embargo me odias." Tal vez, ella lo hacia "¿Me odias, Sofía?" preguntó, su nombre sonaba raro en sus labios.
"¿Quieres que te odie?" le preguntó Sofía.
Ragnar no respondió y, en cambio, se rió entre dientes antes de retirar su hacha, lo que provocó que Sophie dejara escapar el aliento que estaba conteniendo.
Y de nuevo comenzó a rodearla.
"Tal vez lo disfrutes", murmuró Sophie para sí misma, pero seguramente él la escuchó cuando se detuvo justo frente a ella nuevamente.
"¿Disfrutar de qué?" sonrió.
"La gente te teme".
Se rió, lo que hizo que Sophie levantara su espada lista para atacar pero, por supuesto, si se había considerado que tenía reflejos rápidos, bueno, él los tenía mucho más rápidos cuando bloqueó su espada con su hacha y la hizo tropezar de nuevo.
Él sonrió mientras le quitaba la espada de la mano, ligeramente satisfecho consigo mismo.
"Es divertido que termines aquí", murmuró para la confusión de Sophie antes de alejarse de ella.
Y fue entonces cuando supo la respuesta a su pregunta anterior. De hecho, ella lo odiaba.
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